Moises Sandoval

Moises Sandoval

Es maravilla contemplar al antes arzobispo de Buenos Aires, Argentina, Jorge Mario Bergoglio, actualmente conocido como el Papa Francisco.

Cuando el vino al cónclave en Roma reunido después de la dimisión del Papa Benedicto XVI el 28 de Febrero del 2013, no podría haber soñado ser el sucesor del Papa Benedicto. No obstante, el 13 de marzo de ese año fue elegido y, a la edad de 76 años, enfrentó el más grande desafío de su vida como sacerdote jesuita, pastor y obispo.

Una cita del Papa Francisco que apareció el 21 de septiembre en la tira cómica Mutts de Patrick McDonnell quizás ilustra como él ha desempeñado esa enorme responsabilidad. Apareció el 21 de septiembre y dice:

“En lugar de ser problema para resolver, el mundo es un misterio jubiloso para ser contemplado con alegría y alabanza”.

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Mientras visitaba a los poderosos y a los humildes esta semana en Cuba y en los Estados Unidos, esas palabras muy bien explican su alegría y humildad. Vio a cada persona quien encontró, sea Fidel Castro o el Presidente Obama, los miembros del Congreso estadounidense o los delegados a la Asamblea General de Las Naciones Unidas, los alumnos en una escuela primeria de East Harlem, o los presos en una prisión en Filadelfia, como seres dotados con una innata dignidad digna de respeto.

En el mundo actual esa idea escasamente se acepta. Aún, lo que el papa trataba de comunicar durante su visita es que el proceso desarrollado por naciones y líderes políticos para resolver problemas está profundamente equivocado.

Demonizar, invadir, destruir, aislar, embargar — todos estos medios no logran el resultado deseado. El Papa Francisco humildemente ilustra otro modo más eficaz, basado le el Evangelio. Nutre esperanza que problemas ahora vistos como insolubles sí se pueden resolver.

En la escuela elemental de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles en East Harlem durante la semana de la visita papal, la esperanza y emoción palpaban. Francisco optó visitar a esa escuela porque los alumnos, la mayoría inmigrantes son parte de la población que él ve como los más meritorios de atención y asistencia. En la vecindad, negros y latinos son los más numerosos de los residentes.

Según Tina Susman de los periódicos de la compañía Tribune, la escuela tiene 290 alumnos de kínder hasta el grado ocho. Los ingresos de la mayoría de las familias son tan bajos que califican para asistencia financiera.

El papa conversó con algunos de los alumnos, seleccionados por lotería, y también con docenas de refugiados e inmigrantes, algunos de cuales vinieron a Estados Unidos como menores sin sus padres.

Uno sólo puede imaginar como el encuentro con el Papa Francisco va a influir la vida de los alumnos y otros jóvenes con buena fortuna de poder conversar con él. Al mínimo, recordaran ese momento por el resto de su vida, quizás inspirándolos a una vida de servicio.

En un entonces yo conocí al antiguo presidente Jimmy Carter en una reunión un día nevoso en Washington, dándole un apretón de mano, una experiencia que jamás olvidaré.

Según las noticias, el papa dio mas de una docena de conferencias durante su visita a Estados Unidos, gran logro para un hombre de 78 años. Cuatro eran en inglés, que no es su lengua nativa, y por eso un desafío especial. Pero las desempeño con la misma alegría evidente en todo lo que hace.

Para todos — los ancianos, los de edad media, y los jóvenes — el papa inspira, sembrando esperanza igual cuando pausa a tocar alguien o simplemente pasa rápidamente en el papamóvil. ¡Anhelamos tenerlo ad multos annos!