De nuestro vicario

Mons. Hugh J. Shields

Durante los dos meses pasados yo he participado en reuniones locales y nacionales donde los retos, logros, fallas, esperanzas y estadísticas de nuestra comunidad hispana han sido considerados en el contexto más amplio de nuestra Iglesia católica estadounidense, los Estados Unidos en su totalidad, y aún en términos del impacto que estos temas tienen en el mundo.

La amplia relevancia y profundidad de tantas de estas presentaciones y los diálogos que siguieron, tienden a subrayar la «pobreza, la impotencia para cambiar para mejorar», y la tentación en general de creer que nuestra presencia, ideas, sabiduría, visión, etc. no cuentan para nada en este vasto mar de información. Y entonces llega la festividad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo para recordarnos algunos datos muy importantes.

Primero que nada, esta «Iglesia católica estadounidense», estos «EE.UU. en general», este mundo es toda la creación de Dios, el Padre. En segundo lugar, Cristo fue enviado a este mundo nuestro para recordarnos cuán importantes somos en el plan del Padre. Y en tercer lugar, el Espíritu Santo habita en cada uno de nosotros y nos ayudará a tratar de comprender la inquietante situación económica, la guerra en tantos frentes que nuestros seres queridos están pelando, la violencia sin sentido y los prejuicios raciales que pueden encaminarse directamente hasta nuestros hogares y corazones, y la separación contraproducente de familias debido a leyes que no se han puesto al día con las características de la inmigración debido a la pobreza.

Se nos recuerda, que al celebrar a Jesucristo como Nuestro Rey del Universo también celebramos nuestra unidad del uno con el otro, y que, mientras nuestra comunidad hispana necesita estar vigilante para proteger los derechos de los hispanos y de todos los demás, la comunidad hispana también ha sido bendecida con una tremenda infusión del Espíritu Santo que debe ser compartida si verdaderamente nos consideramos «católicos».

¡Cuándo se habla de «pobreza» en relación con los talentos dentro de la comunidad hispana- no hay pobreza! ¡Hay una necesidad desafiante de reconocer las bendiciones tan abundantes dadas por Cristo, Nuestro Rey, a nuestra comunidad hispana, ¡y en este tiempo de «Acción de Gracias» de adoptar una posición que cuente compartiendo de un modo generoso estos dones con la «Iglesia católica estadounidense», EE.UU. y el mundo!

¡No necesito decirles «cómo» a ustedes… Jesucristo, Nuestro Rey, ya les está diciendo «cómo»!

Mons. Hugh Shields es el Vicario para Hispanos Católicos de la Arquidiócesis de Filadelfia.