Por Denise Peterson
Redacción del CS&T

Dos jóvenes hispanos decidieron dedicarse a la vida religiosa este otoño. Manuel Flores de la parroquia San Hugo de Cluny, comenzó como estudiante de primer año de la spanisión de colegio en el Seminario San Carlos Borromeo en Wynnewood este agosto. Jesús Ríos de la parroquia San Guillermo comenzó su primer año en el Community College del Condado de Montgomery como parte de un programa de discernimiento en el que participará en la vida común de los hermanos franciscanos capuchinos de Washington, D.C. ##M;[lea mas]##

Sus historias tienen temas similares. Ambos hombres son puerto-rriqueños y tienen familiares aquí y en Puerto Rico. Ambos fueron alentados a considerar el sacerdocio por los miembros de su parroquia.

«Mi mamá me inscribió en clases de catecismo, y fue entonces cuando empecé a crecer espiritualmente, -dijo Ríos. Empecé a ir a ellas, y conocí a la hermana Rachel (la hermana Rachel M. Torrieri, I.H.M., miembro del ministerio hispano en la parroquia San Guillermo), que fue una gran ayuda. Ella me dio mi primera Biblia, y me habló acerca de la Iglesia católica. Fue entonces cuando me puse a pensar en el sacerdocio », dijo Ríos.

Manuel Flores recuerda el estímulo de la directora de educación religiosa de San Hugo, Nancy Sánchez. «Ella es, en parte, la razón por la cual estoy aquí. Ella ha estado rezando por mí durante muchos años. Ella dijo que ella sabía que yo tenía una vocación al sacerdocio, aun antes de que yo lo supiera».

Los dos recuerdan muy bien el llamado de Dios.

«Fue un miércoles a mediados de marzo cuando acepté la llamada. Nunca olvidaré ese día», dijo Flores. Estaba almorzando durante su servicio de jurado y pasó por un puesto de periódicos donde un libro llamó su atención. «Compré un libro llamado Profecías de la Biblia», dijo.

«Dos días después lo estaba leyendo y algo que leí dejó en claro que ésta era mi llamada. Me puse a llorar, y me sentí lleno de paz. Me arrodillé y oré: “Señor, si esto es lo que Tú realmente me llamas a ser, a ser sacerdote, hágase tu voluntad.” Y yo acepté la llamada», dijo.

Ríos recibió la llamada durante un retiro. «El 6 de febrero fui a un retiro en Cleveland, Ohio. Un primo mío me recomendó que fuera. Me gustó mucho. Sentí que Dios me conmovió, y sentí que volverme sacerdote era lo que Dios me pedía que hiciera. Así que decidí hacerlo, y aquí estoy», dijo.

Así como la comunidad hispana de Filadelfia ha crecido, también ha crecido la necesidad de tener sacerdotes que hablen español y que entiendan las necesidades de los inmigrantes. Monseñor José Prior, rector del Seminario San Carlos, dijo que, aunque tratan de fomentar las vocaciones entre las personas de todos los orígenes, los hombres hispanos no han tenido mucha representación en el seminario. «Necesitamos más hombres de origen hispano, cuyas familias son oriundas de América Central y Sudamérica», dijo Mons. Prior.

¿Cuáles son sus objetivos en ser sacerdotes? «Voy a ir donde la Iglesia me necesite», dijo Ríos.

Y para Flores, «Me gusta ayudar a la gente y hacer obras de caridad. Me gustaría ofrecer toda la ayuda que pueda, especialmente a aquellos que están sin hogar», dijo. «Se trata de querer servir a Dios. Jesús está en todos nosotros, y no podemos negarlo».

Denise Peterson es una escritora independiente en Filadelfia.