7 de marzo de 2012

Hermanos y hermanas en Cristo:

El ataque del gobierno federal a la libertad religiosa, constitucionalmente garantizada, continúa. Nuestra preocupación y alarma surge a partir de un mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) que castiga a la Iglesia por sus creencias firmemente sostenidas y su enseñanza coherente y sistemática. Este mandato, publicado en el registro federal sin ningún cambio, a pesar de todos los reclamos de “adaptaciones” hechos, forzaría a los empleadores católicos a cubrir los costos de drogas abortivas y procedimientos de esterilización y anticoncepción.

Algunos señalan, falsamente, que el mandato del HHS trata sobre la anticoncepción. El tema aquí es, principalmente, la libertad religiosa y nuestros derechos al libre ejercicio de nuestra religión, protegidos por la Primera Enmienda. No nos confundamos, este mandato del gobierno es un paso que inevitablemente conducirá a otros tantos mandatos para continuar golpeando el corazón de nuestra Fe y las libertades constitucionales que se nos han garantizado. El mandato no puede prosperar, ¡no debe prosperar!

Este mismo mandato también pretende decirles a las iglesias cuáles son las actividades que el gobierno considera religiosas, lo cual es alarmante. Las escuelas católicas, los hospitales, los hogares de ancianos y Caridades Católicas no reúnen los requisitos para una exención por motivos religiosos. ¿Por qué? Porque sirven a personas no católicas. Según el punto de vista del gobierno, Jesús y sus discípulos no habrían sido considerados suficientemente religiosos. Hemos ingresado en un territorio peligroso; el gobierno está definiendo la religión y limitando su práctica. Esta es una violación grave y sin precedentes a nuestra libertad religiosa. Nosotros no elegimos esta pelea, pero tampoco vamos a abandonarla.

La libertad religiosa no pertenece ni a Demócratas ni a Republicanos, pertenece a todos los estadounidenses. Mucho antes de que se dictaran estos mandatos, los obispos de los Estados Unidos trabajaron para lograr una reforma en el área de cuidados de la salud y una cobertura universal que respetaran la vida humana en su totalidad desde la concepción hasta la muerte natural e incluyeran terminología específica para proteger la conciencia y práctica religiosa de todos los ciudadanos. Nuestras fervientes súplicas fueron respondidas con promesas de que no había nada que temer. No podemos ahora sentarnos de brazos cruzados y no hacer nada. No podemos, como Iglesia, permanecer silenciosos porque algunos hayan intentado politizar nuestra difícil situación. Les rogamos visitar el sitio www.pacatholic.org y enviar un mensaje a sus legisladores en apoyo a los derechos de conciencia. Nuestras voces y las suyas deben ser escuchadas. El mandato debe ser rescindido. Nuestra libertad personal y nuestras libertades deben ser preservadas. Y en este esfuerzo, debemos ser firmes.

A lo largo de la historia, en tiempos de necesidad los católicos hemos recurrido a Dios a través de la oración y el ayuno, ya que estas prácticas nos acercan a Dios, nos inspiran a hacer Su voluntad e invocan Su protección en respuesta a nuestras plegarias. Durante los Viernes de Cuaresma los fieles tienen la obligación de abstenerse de comer carne. El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, a los católicos también se nos pide hacer ayuno (solo una comida importante y, si es necesario, dos comidas mucho más pequeñas) para ayudar a fortalecer nuestra vida espiritual. Reconociendo la eficacia de la oración y el ayuno, así como los desafíos con los que nos enfrentamos en nuestro esfuerzo por vencer el reciente ataque a nuestra libertad religiosa, nosotros los Obispos de Pennsylvania, les pedimos a todos los católicos que dediquen la práctica habitual de oración y abstinencia de Cuaresma, como así también el ayuno adicional del Viernes 30 de marzo, a la preservación de nuestra libertad religiosa. Ese día, ofrezcan su sacrificio por la causa de la libertad religiosa, por la Iglesia, para que se le conceda el derecho básico de practicar lo que predica y por nuestros líderes políticos, para que abran sus ojos y reconozcan los derechos de todos los estadounidenses, incluidos los de culto. Nos uniremos a los 3 millones de católicos de Pennsylvania para transitar juntos este día de oración, ayuno y abstinencia por la libertad religiosa.

Mientras continuamos nuestro recorrido Cuaresmal, sabemos que el Señor camina a nuestro lado en tiempos de prueba y preocupación. Hagamos todo lo que podamos (oración,ayuno, abstinencia y el ejercicio fiel de nuestra ciudadanía) para defender las libertades de la Iglesia de Cristo y acercarnos más a Él.