Columna del Arzobispo Charles J. Chaput, O.F.M. Cap.

29 de Mayo del 2012

Al principio de esta semana celebramos Memorial Day. Para la mayoría de nosotros, este día feriado informalmente marca el comienzo del verano. En los próximos tres meses las familias tomarán sus vacaciones, el ritmo de vida disminuirá un poco y la gente tendrá un poco más de tiempo precioso para relajarse y restaurar sus espíritus.

El propósito de la recreación es renovarnos en cuerpo y alma; darnos tiempo para pensar; para volver a conectar con la familia y el don de estar vivos. Para mí, generalmente significa una semana de pesca con amigos, ponerme al día con un montón de buenos libros y disfrutar de unas buenas películas.Y dado que todas las cosas buenas deben de ser compartidas, yo puedo recomendar: de hecho, con entusiasmo recomiendo– una película que ningún católico debe faltar de ver este verano.

For Greater Glory (Cristiada en español) abre en cines selectos el viernes 1 de junio. Escrita, dirigida y actuada con habilidad excepcional, es la historia de la Guerra Cristera de México (también conocida como La Cristiada, 1926-29). Ignorada hasta hace poco, incluso en México: la guerra se debió a la Constitución atea de México de 1917, posterior legislación antirreligiosa y feroz persecución anticlerical por el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles, quien tomó al poder en 1924.

La respuesta católica al régimen de Calles primero tomó la forma de peticiones no violentas, suspension de los servicios religiosos y boicots económicos. Pero la resistencia sangrienta popular estalló en 1926. En 1929, 50.000 rebeldes Cristeros luchaban contra el gobierno federal. Un pequeño número de sacerdotes tomaron armas con su pueblo. Más de 90.000 personas murieron en los combates. En el proceso, las autoridades asesinaron miles de laicos católicos y decenas de sacerdotes.

El beato Miguel Pro, un sacerdote jesuita, fue ejecutado sin juicio en 1927. El beato José Sánchez del Río, a la edad de 14, fue muerto a tiros por negarse a negar su fe en 1928. En ambos casos, las últimas palabras de los mártires fueron ¡Viva Cristo Rey! La Iglesia ha honrado desde entonces docenas de otros mártires mexicanos por su heroísmo durante la persecución de Calles.

En 1929, presionados por el éxito de los Cristeros y la diplomacia de EE.UU, las autoridades federales acordaron relajar algunas restricciones sobre la Iglesia y darle fin a la persecución violenta. Los obispos de México aceptaron la paz negociada. La rebelión Cristera se extinguió lentamente. Pero el Gobierno pronto traicionó sus promesas. Renovaron y continuaron las brutales políticas antirreligiosas.

Las autoridades federales asesinaron cientos de ex dirigentes Cristeros y miles de ex combatientes Cristeros en represalias. Y el Gobierno siguió su beligerancia contra la Iglesia a lo largo de la década de 1930: una campaña de violencia ateísta y de odio antirreligioso que proporcionó el fondo para dos de los mejores libros de Graham Greene: Camino sin ley, 1939 y posiblemente su mejor novela, El poder y la gloria, 1940.

Por supuesto, una apasionante historia no se traduce automáticamente en un buen drama. Demasiadas películas para la familia y mercados religiosos tienen muchas buenas intenciones, pero sufren por la falta de recursos, talentos insuficientes y débiles habilidades profesionales.

For Greater Glory tiene éxito donde han fallado tantas películas similares. Liderada por los nominados al premio Oscar Andy García y Catalina Sandino Moreno, junto con Oscar Isaac, Eva Longoria, Rubén Blades, Eduardo Verástegui y otros, el elenco es excelente. Y el texto les da el tipo de material sólido que necesitan para trabajar, diálogo fuerte, personajes totalmente desarrollados, intensos conflictos morales en un momento de violencia revolucionaria y una historia convincente que nunca se queda atrás, gracias a la dirección especializada de Dean Wright.

Describir esta película como conmovedora o impactante no le haría mérito. For Greater Glory es mucho más que un ejercicio de piedad; es un retrato extraordinario de personas comunes que luchan por defender sus convicciones. Es una de las películas más absorbente de cualquier director o estudio de película que he visto en los últimos años.

Uno de los himnos que los Cristeros cantaban cuando iban a la batalla dice:

La Virgen María es nuestra protectora y nuestra defensora,

cuando algo hay que temer vence a todos los demonios gritando «Viva Cristo Rey»,

vence a todos los demonios gritando

«Viva Cristo Rey».

Soldados de Cristo sigamos la bandera que la Cruz enseña,

Ejército de Dios, sigamos la bandera gritando «Viva Cristo Rey».

Nosotros los estadounidenses en el 2012 vivimos en una tierra diferente en una época diferente. Nosotros estamos bendecidos con libertades que los Cristeros sólo podían imaginar. Pero esas libertades dependen de nuestra voluntad para defenderlas. La libertad religiosa no la garantiza nada más que nuestra propia vigilancia. Incluso en este país, el desprecio por la fe religiosa y especialmente la fe católica, está vivo y saludable. For Greater Glory captura con poder memorable y gracia a dónde puede conducir ese fanatismo–y el costo de resistirlo.