Hosffman Ospino

Es interesante cómo los católicos y otros cristianos dedicamos épocas enteras del año a reflexionar sobre lo que significa “esperar.” El Adviento es una de ellas. Lo mismo es la Cuaresma, la cual estará pronto con nosotros. ¿Qué esperas este Adviento? ¿Qué planeas hacer mientras esperas?

El término Adviento — “Adventus” en latín — nos recuerda que algo se acerca inminentemente. Cuando era niño, mi sentido de inminencia se reducía casi que exclusivamente al día de Navidad y a los regalos que sabía pronto recibiría. De hecho, mi atención se enfocaba más en los regalos que en cualquiera otra cosa.

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Más adelante aprendí, con la ayuda de una buena catequesis en mi casa y en mi parroquia, que el Adviento es mucho más que esperar regalos materiales. Tal como en el caso de las otras épocas litúrgicas del año, el centro del Adviento es Jesucristo.

Que el centro del Adviento sea Jesucristo puede sonar un tanto obvio a los católicos que están bien catequizados. Pero seamos honestos. Durante la época del Adviento, muchos católicos a nuestro alrededor parecen estar más preocupados por los regalos y las compras y las comidas especiales que en cualquier otra cosa que tenga que ver con Jesucristo.

Aprendí que los cristianos vivimos en un estado permanente de espera, anhelando el regreso de Jesús el día final. Decimos constantemente, “Ven, Señor Jesús.” Durante el Adviento intensificamos esta súplica.

Debo reconocer que me tomó un buen tiempo hacer mía esta idea. Una vez lo hice, me ha fascinado desde aquel entonces. Mi vida y mi historia presentes son importantes. Sin embargo, la venida del Señor llevará esa vida y esa historia a su realización en Dios. Anhelo esto y lo espero con el resto de la iglesia.

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¿Qué planeamos hacer mientras esperamos? Creo que las posadas, una tradición de Adviento bastante popular entre los católicos hispanos estadounidenses y muchos católicos latinoamericanos nos da una buena idea: Practicar la hospitalidad cristiana.

La tradición se inspira en los pasajes bíblicos que describen el caminar de María durante los últimos días de su embarazo y su esposo José buscando una posada para hospedarse. Muchos lugares los rechazaron por razones distintas. Finalmente encontraron un espacio en un establo.

Las posadas con frecuencia se estructuran como una novena de Adviento. Cada día María y José, usualmente representados por niños, van a un hogar o a un grupo buscando hospedaje. Los peregrinos cantan una tonada popular. Después de ser rechazados varias veces, al final los reciben en un lugar. Entonces todos oran y celebran con un sentido profundo de fiesta.

Aprendemos dos cosas de las posadas durante el Adviento.

Uno, la vida es un caminar largo y complejo que con frecuencia pone a las personas en situaciones difíciles. La última esperanza para ellas es muchas veces la apertura y la generosidad de otras personas que están en una mejor situación.

Dos, ser cristiano significa darles la bienvenida a otras personas con sentido de urgencia, especialmente a aquellas que están más necesitadas, tal como si estuviésemos dándole la bienvenida a una madre que está a punto de dar a luz o a un niño que pronto va a nacer. No podemos esperar mucho.

Sí, al trasegar por la vida esperando el momento final de la historia, tenemos la responsabilidad de darnos la bienvenida unos a otros, apoyarnos unos a otros, dándoles prioridad a quienes son más vulnerables. Estas personas son el rostro de Cristo entre nosotros.

No podemos proclamar con integridad que anhelamos la venida de Jesucristo, ya sea en el misterio de la Navidad o en el día final, y rechazar su presencia real en el inmigrante, el refugiado, el pobre, el niño y el más vulnerable. El primer anhelo presupone los demás compromisos.

La apertura a darle la bienvenida a otras personas, especialmente a las más necesitadas, es un rasgo distintivo que nos define como nación. Vivimos en circunstancias históricas que exigen renovar dicha decisión, la cual tiene un carácter netamente cristiano. Que el Adviento sea una oportunidad de hacer nuestra la invitación a practicar la hospitalidad.

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Hosffman Ospino es profesor de teología y educación religiosa en Boston College.