Cerca de la frontera en Sunland Park, Nuevo México, el obispo Mark J. Seitz de El Paso, Texas, muestra fotos el 26 de febrero de dos niños migrantes que murieron bajo la custodia de Estados Unidos. El obispo participó en una reunión en El Paso, Texas del 25 al 27 de febrero para planear respuestas a la implementación de la política de inmigración de Estados Unidos. (Foto CNS-David Agren)

 

EL PASO, Texas (CNS) — Los obispos de Texas y México pidieron solidaridad con los inmigrantes, como respuesta católica ante la emergencia nacional declarada en la frontera de Estados Unidos con México.

Ellos también pusieron en duda que la emergencia — declarada por el presidente estadounidense Donald Trump con el fin de liberar fondos para construir un muro fronterizo — era tan urgente como atender a las olas de inmigrantes que buscan asilo en los Estados Unidos, pero que se encuentran obligados a esperar meses para hacer sus solicitudes.

“Nuestra nación, los Estados Unidos, ha expresado que está en una emergencia nacional. …Nosotros fuimos a la frontera ayer. La emergencia no está aquí”, dijo el arzobispo Gustavo García-Siller de San Antonio el 27 de febrero al concluir una reunión de los obispos de la frontera sobre temas de inmigración.

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“La emergencia es la que está pasando la gente para tratar de venir aquí a tener paz, a tener comprensión, a tener respeto y tener una genuina bienvenida. Toda la retórica que se ha construido sobre lo mala que es la ‘otra’ gente, ha forjado esta emergencia nacional, la cual es una mentira”, agregó el arzobispo García-Siller.

“La emergencia es cómo vamos a cuidar de aquellos que son discriminados y aquellos que están desamparados”, dijo.

La llegada de inmigrantes a la frontera EEUU-México, ha causado conflicto entre los católicos, algunos de los cuales apoyan las medidas implementadas, tales como reducir el ritmo al que se están aceptando las solicitudes de asilo en los puertos de entrada, y respaldan la idea de construir un muro fronterizo.

Los obispos de la zona fronteriza aprovecharon su reunión del 25 al 27 de febrero para consultar — con los católicos que trabajan en asuntos de migración y los líderes de otras comunidades religiosas — sobre cómo responder a la aglomeración de migrantes que escapan de la pobreza y la violencia en América Central, pero se topan con una cada vez más complicada y fortificada frontera.

“Son los líderes como nosotros y otros — dijo el arzobispo García-Siller — los que tienen que desenmascarar la situación para poder presentar la verdad de la manera que nosotros la vemos”.

Las diócesis a lo largo de la frontera están atendiendo a mayor número de inmigrantes. La Diócesis de El Paso tiene 60 empleados trabajando en sus ministerios de servicio al migrante y participa en una iniciativa con personas de varias religiones que administra entre 13 a 15 albergues temporales para personas buscando asilo.

Esa atención puede trasladarse a México porque el gobierno de Estados Unidos planea implementar algo conocido como “Permanezca en México”, una medida que exige que los solicitantes de asilo permanezcan fuera de los Estados Unidos -en ciudades de la frontera mexicana — mientras sus demandas son escuchadas en cortes estadounidenses.

El plan ya se está llevando a cabo en Tijuana, México, y los activistas católicos que abogan por los migrantes creen que será implementado en otras ciudades de la frontera mexicana, muchas de las cuales son inseguras y no están preparadas para recibir la cantidad de familias que necesitan refugio y asistencia humanitaria.

“Decirle ‘no’ a la gente que demanda asilo, sólo agrava la situación en México”, según el arzobispo García-Siller.

En la ciudad hermana de El Paso, Ciudad Juárez, México, el albergue diocesano está repleto y los solicitantes de asilo tienen que poner su nombre en una lista y esperar para hacer una solicitud en los puertos de ingreso a EEUU en El Paso. Se llama a menos de 50 personas cada día, dijo el padre Javier Calvillo Salazar, director del albergue.

“La estrategia ‘Regrese a México’, si fuera implementada en nuestra comunidad fronteriza, sería un desastre”, según Dylan Corbett, director del Instituto Fronerizo Esperanza (Hope Border Institute) en El Paso.

“Actualmente hay entre 1.500 a 2.000 inmigrantes al otro lado de la frontera, esperando su turno para que se le otorgue el asilo”, explicó. “Si eso se implementara aquí (en El Paso), tendríamos campos de refugiados en el lado mexicano de la frontera”.