El papa Francisco sostiene una vela en procesión, cuando llega a conmemorar la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro el 20 de abril del 2019 en el Vaticano. (Foto CNS-Paul Haring)

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Mientras la maquinaria armamentista continúa produciendo armamento más peligroso, solo el poder y la alegría de la resurrección de Cristo pueden llenar los corazones de consuelo y paz — dijo el papa Francisco antes de dar su bendición de Pascua.

“Qué el que nos brinda su paz, acabe con el estruendo de las armas –tanto en zonas de conflicto como en nuestras ciudades– e inspire a los líderes de las naciones a trabajar para ponerle fin a la carrera armamentista y la preocupante propagación de las armas, especialmente en los países económicamente más avanzados”, dijo el papa el 21 de abril mientras se preparaba para dar su bendición de Pascua “urbi et orbi “(a la ciudad y al mundo).

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La resurrección de Jesús de entre los muertos, no es sólo el inicio de una verdadera renovación que “parte del corazón, de la conciencia”, sino también el inicio de un nuevo mundo “libre de la esclavitud del pecado y la muerte” y ahora abierto al reino de Dios de “amor, paz y fraternidad”, dijo.

La oración del Papa por la paz se realizó unas pocas horas después de que surgiera la noticia de que múltiples bombas explotaron en varias iglesias y hoteles en Sri Lanka, matando e hiriendo a cientos de personas en la ciudad capital de Colombo y las ciudades aledañas de Negombo y Batticaloa.

Luego de dar su bendición, el Papa expresó “tristeza y dolor” por el ataque antes de instar a la multitud a orar en silencio durante varios momentos en honor a las víctimas.

“Deseo expresar mi más afectuoso apoyo a la comunidad cristiana, atacada mientras estaba unida en oración, y a todas las víctimas de una violencia tan cruel”, expresó el pontífice. “Confío al Señor a todos los que han fallecido trágicamente, rezo por los heridos y todos aquellos que sufren a causa de este trágico suceso”.

Según el Vaticano, aproximadamente 70.000 peregrinos asistieron a la Misa matutina de Pascua en la Plaza de San Pedro, donde un enorme arreglo floral que adornaba las escalinatas que conducían a la basílica, realzaba el ambiente festivo.

La exhibición de flores, importadas de Holanda, presentaba más de 57.000 flores, plantas y árboles, incluyendo tulipanes, narcisos, abedules y más de 1.500 flores de strelitzia naranjas y azules que acentuaron la alegre celebración de la resurrección de Cristo.

El papa Francisco no ofreció la tradicional homilía durante la Misa; en cambio, un presentador invitó a la multitud a permanecer en oración silente durante varios minutos. Mientras un silencio apacible se extendía por la abarrotada plaza, el papa Francisco permanecía con los ojos cerrados, las manos juntas y la cabeza inclinada reflexionando en un ambiente de oración.

De pie en el balcón central de la Basílica de San Pedro, después de celebrar la Misa matutina, el Papa oró para que el Cristo resucitado ilumine con su luz a “aquellos que sufren dificultades, dolor y sufrimiento”, especialmente en Siria, Yemen, Libia y la Tierra Santa.

“Qué la luz de la Pascua ilumine a todos los líderes gubernamentales y pueblos en el Medio Oriente, comenzando con israelíes y palestinos, y los aliente a aliviar un sufrimiento tan enorme y buscar un futuro de paz y estabilidad”, dijo.

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El Papa oró para que Jesús traiga la paz al continente africano, el cual dijo que está “aún plagado de tensiones sociales, conflictos y, a veces, violentas formas de extremismo que dejan a su paso inseguridad, destrucción y muerte, especialmente en Burkina Faso, Mali, Níger, Nigeria y Camerún”.

También rezó por la paz en Sudán así como en el vecino Sudán del Sur y en Latinoamérica. Oró por “una solución negociada” en Nicaragua que traiga paz a su pueblo. Igualmente el pontífice recordó a la gente que sufre en Venezuela.

Antes de dar su bendición, el Papa Francisco instó a los cristianos a ser renovados por el Cristo vivo que “es esperanza y juventud para cada uno de nosotros y para el mundo entero”.

“Qué el Cristo resucitado, que abrió de golpe las puertas de la tumba, abra nuestros corazones a las necesidades de los desamparados, los vulnerables, los pobres, los desempleados, los marginados y todos los que llaman a nuestra puerta en busca de pan, refugio y el reconocimiento de su dignidad”, dijo.