Por Hna. Ruth Bolarte
Redacción del CS&T
En estos días de Semana Santa y el Triduo recordamos especialmente cuánto nos ama Dios. ¿Cómo podemos expresar este amor spanino tan maravilloso? San Alfonso Liguori, un santo patrón de mi comunidad religiosa, dice que si el amor de todas las personas, los ángeles, y todos los santos se combinara, no se podría igualar a la parte más pequeña del amor de Dios por nosotros. A medida que nos damos cuenta de este inmensurable amor de Dios, somos movidos a responder en amor.
San Alfonso dice que a través de la meditación en el pesebre, la cruz, y la Eucaristía, seremos capaces de profundizar nuestra respuesta de amor al Todopoderoso. En el pesebre Dios se hace uno de nosotros. En Jesús, nuestra humanidad ha sido abrazada por el amor. El amor spanino nos hizo a su propia imagen, pero esto no fue suficiente, Dios se hizo también a nuestra imagen para redimirnos.
En la cruz, el amor spanino es derramado totalmente por nosotros. ¿Cómo podemos dudar de este tierno e infinito amor después de haber visto a Jesús derramar su sangre y morir por nosotros?
En la Eucaristía, el sacramento de amor, nuestro Señor se hace comida, para que podamos ser una sustancia con él. ¡Verdaderamente, nuestro Dios-Emanuel-está con nosotros!
Jesús, el Hijo de Dios, se vació a sí mismo-como un bebé, durante su vida, pasión, muerte y en la Eucaristía. Es el amor de Dios que nos ha sacado de la nada, y nos ha dado la existencia. Es el poder del Jesús vulnerable en el pesebre, la cruz, y la Eucaristía el que nos hace fuertes y nos une a la spaninidad.
Para san Alfonso, saber qué tan amados somos, nos mueve a responder con un amor que es ardiente y que prende el fuego del amor en el mundo. El amor de Dios es el punto de partida de todo lo que san Alfonso hace. Lo lleva a hacer ministerio a los más abandonados y a consagrarse al trabajo de la redención. Es un amor embriagante, un amor que lo hace a uno «loco de amor».
Nuestra sociedad necesita escuchar y ver este mensaje de amor. A medida que continuamos viviendo el misterio pascual, que seamos prendidos con el entusiasmo, la energía, y el valor para seguir a nuestro Redentor con un amor fiel y lleno de esperanza. Que seamos tan apasionados que podamos caminar en el precipicio de lo desconocido, creyendo que nuestro fiel Dios proveerá una senda firme, y no nos dejará morir.
La Hna. Ruth Bolarte, I.H.M., es directora del Instituto Católico para Evangelización en Filadelfia.
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