Por Hna. Ruth Bolarte
En pocas semanas estaremos proclamando villancicos, oraciones, y alabanzas conmemorando el nacimiento del Rey de Reyes. Las Hermanas Siervas del Inmaculado Corazón de María, mi comunidad, celebra la Navidad con la tradición de la «Corte del Rey». El día de Navidad cada hermana recibe una tarjeta con un personaje de la Natividad. La tarjeta describe una virtud del personaje que queremos imitar y una oración.
La primera vez que participé de esta costumbre, recordé con nostalgia los nacimientos que se suelen construir en las casas y parroquias en Perú. Con lujo de detalles, algunas parroquias o casas reconstruyen el pueblecito de Belén: pozos, ovejas, lagos, montañas, pastores, animales, casas…en fin-¡es todo un proyecto! Es parte de la tradición navideña admirar los nacimientos en la ciudad. En casa, mi papá todavía continúa construyendo cerros y lagos alrededor de la Sagrada Familia. Se dice que fue san Francisco de Asís el primero en recrear la escena navideña con el propósito de propagar la Buena Nueva de Cristo.
Tal vez esta costumbre no está muy propagada en los Estados Unidos. Sin embargo, algunos de nosotros todavía nos aseguramos de colocar al menos el «misterio»-María, José y Jesús-en algún lugar de honor en nuestros hogares. ¿Pero, qué hay de los otros personajes en la corte? Paso a compartir algunas de las virtudes a las que estamos invitados a imitar por algunos de los personajes en la Corte del Rey:
Que como el establo, estemos abiertos a recibir al Rey y dispuestos al servicio, especialmente al más pobre.
Que como el pesebre, seamos capaces de ofrecernos como lugar donde Jesús pueda permanecer.
Que como los ángeles, seamos mensajeros de la Buena Nueva a todos los que nos encontremos.
Que como los Reyes Magos, estudiemos la Palabra de Dios.
Que como los pastorcitos, estemos dispuestos a escuchar y responder a los impulsos del Espíritu.
Que como la estrella, tengamos la visión de ver y manifestar el amor spanino a todos los que buscan.
Que como Belén-la Casa del Pan – tengamos un amor más profundo de la Eucaristía.
Que como la paja, seamos apoyo y fortaleza para otros.
Que como los animales, sepamos responder a las necesidades de los demás.
¡Qué con nuestras vidas demos alabanza y gloria al Rey de Reyes proclamando el amor incondicional del Dios que se hizo hombre!
La Hna. Ruth Bolarte, I.H.M., es directora del Instituto Católico para Evangelización en Filadelfia.
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