Por Hna. Ruth Bolarte, I.H.M.
Algunos años atrás, leí Chocolate para la Cuaresma por Hilary Brand. El libro está basado en la película nominada al Oscar 2000, Chocolat. Durante este tiempo de cuaresma, tal vez estamos sacrificando algo-Coca Cola, fumar, postres…chocolate. Y cuando llega la Vigilia Pasucal, el sacrificio se pone de lado hasta la próxima cuaresma.
La película Chocolat empieza en el 1959 cuando Vianne Rocher y su hija llegan a un pueblito en Francia para abrir una tienda de chocolates durante la Cuaresma. El pueblo no las acogen y el alcalde prohíbe que se visite la tienda. Los habitantes las marginalizan aún peor cuando Vianne acoge a un grupo de gitanos. A pesar de todo, muchos aldeanos empiezan a compartir sus problemas con Vianne mientras que disfrutan de sus deliciosas creaciones de chocolate. Por medio del chocolate, del escuchar y de su empatía, Vianne acoge a toda persona que venga donde ella. Su tienda esta abierta a todos-incluso a aquellos que tratan de ahuyentarla.
Con el propósito de llegar a todos los que más lo necesitan, nuestros obispos en los Estados Unidos nos han inspirado a responder al lamento de nuestros hermanos y hermanas en Haití. Dos de ellos estarán viajando a Haití para evaluar personalmente las necesidades a largo plazo de la Iglesia de Haití.
Nuestro Dios nos impulsa a buscar al otro para dar y recibir en forma mutua. Ya que es en el amor y servicio que ofrecemos al prójimo-especialmente a los más abandonados-que probamos que somos creados en la imagen y semejanza de Dios, quien es amor. Esta es la razón por la que la Iglesia Católica apoya a los inmigrantes, refugiados y todos aquellos en los márgenes de la sociedad.
En sus esfuerzos para poder llegar a todos nuestros Obispos se preocupan por el bienestar pastoral de trabajadores de circo y carnavales, marinos, trabajadores en los aeropuertos, trabajadores en los hipódromos, corredores de carros, y toreros. Estos ministerios, que frecuentemente se hacen con muy pocos recursos y calladamente, dan testimonio de la naturaleza evangelizadora de la Iglesia quien va más allá de las estructuras establecidas para poder responder a las circunstancias y necesidades únicas de este gente (Allan Figueroa Deck).
En la película Chocolat el sacerdote joven durante la liturgia de Pascua dice, “Necesitamos medir que tan bueno somos de acuerdo a lo que acogemos, a qué creamos, y a quiénes incluimos.”
Durante esta cuaresma mientras nos preparamos a celebrar la vida del Señor resucitado, ¿Quién está invitado a nuestra mesa y a quiénes excluimos? ¿Cuáles son nuestros esfuerzos para poder llegar a nuestros hermanos y hermanas que tal vez no se adaptan a nuestra “estructura establecida” en la parroquia, la escuela, la comunidad…? Que nuestra disciplina externa sea una expresión de nuestra conversión interna en la semejanza de Cristo.
La Hna. Ruth Bolarte, I.H.M., es directora del Instituto Católico para Evangelización en Filadelfia.
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