En el calendario católico, la Navidad continúa a través de la Fiesta del Bautismo del Señor, observada este año el domingo 13 de enero. En efecto, estamos sólo a mitad del camino a través del verdadero tiempo de Navidad, y si nos tomamos el tiempo para orar en los relatos de la infancia en los Evangelios de Mateo y Lucas, vamos a encontrar muchas razones para mantener la alegría de la Navidad viva en nuestro corazones.
Estos días de Navidad coinciden con el comienzo de un año nuevo secular. Es un buen momento para mirar tanto hacia atrás como hacia adelante. Tanto sucedió en el 2012, que es difícil de comprimir en una sola columna: una reorganización radical de ministerio en nuestras escuelas católicas; una revitalizada Campaña de Caridades Católicas; un liderazgo nuevo en el seminario; una mejora considerable de las políticas que rigen el manejo de las denuncias de abuso sexual y conducta impropia por el clero y el personal arquidiocesano; un amplio y mucho más minucioso informe financiero arquidiocesano anual; el inicio de nuevas fundaciones de educación católica y comunidad católica; una lucha exitosa por fondos relacionados con school choice (elección de escuela) en la legislatura del estado; un juicio penal difícil; la venta de la residencia del cardenal y otras propiedades claves; un nuevo y vigoroso Consejo de Sacerdotes; un primer Consejo Pastoral Arquidiocesano; difíciles, pero necesarios recortes en el presupuesto y el personal; la contratación de un excelente nuevo liderazgo financiero y representación legal.
La lista continúa e incluye el excepcional entrenamiento de seguridad y el apoyo continuo para las víctimas de abuso sexual ofrecido diariamente por la Oficina para la Protección de Niños y Jóvenes. Incluye el buen trabajo de Servicios Humanos Católicos de la Arquidiócesis y de sus ministerios afiliados. También incluye la situación de los sacerdotes con pasadas acusaciones de conducta impropia en licencia administrativa en el 2011. Casi todos estos hombres tuvieron sus casos resueltos en el 2012, gracias en parte a los esfuerzos de la ex fiscal Gina Maisto Smith y su equipo multidisciplinario, que ya han concluido su trabajo. Los pocos casos que permanecen esperan acción o aprobación por autoridades civiles antes que la Junta de Revisión Arquidiocesana pueda completar su trabajo y recomendaciones.
El año que entra tendrá sus propios desafíos graves. No existe cura mágica para el sufrimiento de las víctimas de pasados abusos, la moral de nuestro pueblo y sacerdotes, o la gravedad de los problemas de nuestros recursos. Cierres de parroquias y ajustes adicionales del presupuesto y el personal no pueden evitarse, pero siempre implican dolor íntimo de buenas personas. También nos enfrentamos a difíciles casos de litigio civil relacionados con el abuso y a las complejas cuestiones legislativas y severas coberturas por los medio de comunicación que pueden seguirles. Al mismo tiempo, tenemos una necesidad en curso de ayudar en la cura de las víctimas; de reconstruir la confianza de nuestra gente y nuestros sacerdotes; de restaurar la salud financiera de la Arquidiócesis; y de reavivar el celo apostólico de nuestros ministerios.
Ninguna de estas tareas será fácil. No se garantiza el éxito. Entonces, ¿cómo podemos nosotros encontrar «gozo» en medio de esa incertidumbre?
Podemos tener confianza en el hecho de que una gran cantidad de bien realmente se ha logrado en los últimos 12 meses. Hemos recorrido un largo camino en poco tiempo, no por nuestro propio poder, sino por la gracia de Dios y la generosa buena voluntad que reside en los corazones católicos a través de esta extraordinaria Iglesia local de Filadelfia. Muchas buenas personas han dado un paso adelante para ayudar. Su número irá creciendo a medida que demostramos por nuestras acciones que la Iglesia se trata del trabajo del Evangelio – predicando a Jesucristo y sirviendo al pueblo de Dios sin vanidad, sin privilegios; sin complacencia; pero con amor, con valor; con humildad y candor. Ésa es la Iglesia que Jesucristo fundó. Ésa es la Iglesia que nuestro propio san Juan Neumann, cuya fiesta se celebra el 5 de enero, sirvió con tal pasión y sacrificio como obispo. Ésa es la Iglesia que nosotros tenemos que ayudar a Dios a reconstruir en nuestra vida como comunidad de creyentes.
La Navidad no termina a finales de diciembre. Aún está viva para cualquiera que la busque -en este mismo momento, aquí mismo, hoy. Cada nuevo niño es un regalo, una invitación a la esperanza, y el Niño nacido en Belén no ha desaparecido. Él está con nosotros en estos últimos días del tiempo de Navidad para refrescar nuestros corazones y devolvernos al servicio en los próximos meses. Que Dios nos llene de gratitud por toda la compasión que nos mostró en el 2012, y valor por el trabajo al que nos invita en el próximo año. Y que Dios bendiga a todos nosotros en el 2013.
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