Maria-Pia Negro Chin

El año pasado, vi a cerca de 500 jóvenes reunirse en un sábado por la mañana, llevando señales sobre la misericordia de Dios. Se estaban preparando para su procesión anual alrededor de Nueva York. Pero en esta procesión, la oración se entrelazó con bailes alegres y el canto optimista sobre cómo el amor de Dios y la misericordia son para todos.

Ellos eran parte del Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, un movimiento católico de jóvenes latinos de las parroquias de Queens y Brooklyn, así como de Manhattan. Milla tras milla, estaba asombrada por su (contagioso) testimonio de fe lleno de alegría.

Sentí curiosidad acerca de la fuente de su esperanza, fe y unidad y recientemente conversé con algunos de los jóvenes líderes mientras el movimiento celebra su 50 aniversario.

Lo que aprendí es que este movimiento proporciona a hombres y mujeres una comunidad para profundizar y madurar su relación con Dios. La semilla se siembra en un retiro de cuatro días, inspirado en el Cursillo de Cristiandad, un movimiento apostólico de origen español. Este retiro da a los jóvenes la oportunidad de encontrar el amor de Cristo, de poder identificar un momento en sus vidas donde se sintieron verdaderamente amados por Dios.

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Eliza Bermejo, de 21 años, quien se unió al movimiento cuando tenía 15 años y ahora es miembro del equipo de liderazgo, dijo que las reuniones, los oradores invitados a las charlas, las oportunidades de servicio y los retiros que siguen al retiro de Jornada dan a los adolescentes oportunidades para crecer en la fe y usar sus dones para ayudar a otros a encontrarse con Dios. “Nuestra misión es (ser) jóvenes evangelizando a los jóvenes”, dijo.

“Son uno de ellos, pasan por las mismas luchas, las mismas tentaciones, las mismas dificultades de ser un joven en nuestra sociedad, hablando de su amor por Jesús”, dijo el padre James Kuroly, director espiritual del movimiento Jornada. “Es inspirador”.

Después del retiro, los jóvenes son llamados a cultivar sus semillas de fe, para que puedan compartirla con la siguiente persona que encuentran. En el transcurso de 50 años, alrededor de 15.000 personas han vivido un retiro Jornada.

Para muchos, el retiro de Jornada marcó el momento en que conscientemente abrieron sus corazones para ser amados por Dios. Y tratan de continuar viviendo lo que aprendieron en el retiro para mantener ese puente que los conecta con Cristo.

Melanie Feliciano, de 25 años, la presidenta del movimiento, dijo que Jornada ayuda a los jóvenes a darse cuenta de que lo que ellos hacen es importante y que “al ser como Cristo pueden hacer una diferencia en el mundo”.

Feliciano, quien descubrió el movimiento hace más de 10 años, agregó que los jóvenes tienen un sentido de responsabilidad para ayudar a sus compañeros a discernir y el llamado de Dios. La unidad entre los jornadistas los lleva a animarse mutuamente a ser un faro de la esperanza de Dios en el mundo.

La conexión con una comunidad de compañeros que buscan lo mejor para ellos da a los jóvenes un sentido de pertenencia y valor, sobre todo en medio de desafíos como intimidación, problemas de autoestima o malentendidos en casa o en la escuela, añadió Bermejo.

“La mayor necesidad que tiene todo el mundo es sentirse bienvenido y sentirse amado”, dijo el padre Kuroly. “(Jóvenes) viven en un mundo que es crítico, que puede empujarlos a un lado. Tenemos que ser contraculturales y ser diferentes al ser compasivos, misericordiosos, cariñosos y generosos con todos”.