Arzobispo Charles J. Chaput hizo esta declaración el dos de octubre sobre el tiroteo en Las Vegas — leer más aquí.
Como muchos americanos, me enteré esta mañana al despertarme de los terribles actos de
violencia que ocurrieron ayer por la noche en Las Vegas. Muchas vidas preciosas e inocentes se
han perdido sin sentido de una manera diabólica, y eso nos llena a todos de una tristeza
indescriptible.
Mientras que el número de muertos y heridos continúa aumentando, oremos para
que Dios reciba las almas de aquellos que hemos perdido, para que sane a los heridos y para que
derrame su reconfortante gracia sobre todos los que llevan esta pesada carga de sufrimiento y
dolor.
El terror que llenó la noche de ayer y sus consecuencias sirven como un cruel recordatorio de la
fragilidad de la vida y la presencia real del mal en nuestro mundo. Decidamos cada día tratar a
nuestros hermanos y hermanas con dignidad, caridad y respeto.
Que todos acojamos lo que es bueno para que la luz de Cristo prevalezca.
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