Archbishop Charles Chaput, O.F.M. Cap.

A las personas de la Arquidiócesis:

Queridos amigos:

El viernes, 21 de septiembre, los obispos de Pensilvania emitieron una declaración conjunta prometiendo una nueva ayuda financiera sustancial para víctimas de abusos sexuales del clero en décadas pasadas. Quiero subrayar nuestro compromiso de ayudar a los sobrevivientes de abuso, ya sea que sus reclamos estén fuera de los plazos establecidos o no.

Los críticos perennes de la Iglesia pueden desestimar la declaración de los obispos; ésta es una parte lamentable del feo ambiente político de hoy. Pero nuestra Iglesia local ha demostrado la sinceridad y el alcance de su compromiso desde que llegué aquí como arzobispo hace siete años. De hecho, el Programa de Asistencia a las Víctimas de la Arquidiócesis de Filadelfia ha servido de una manera callada a cientos de víctimas de abusos y sus familias por más de 15 años y ha suscrito sus terapias y cuidados por un total de más de $ 18 millones. Este alcance se ha realizado sin preocupación por el estado del posible caso legal de un sobreviviente o algún riesgo de litigio; y nos comprometemos a dedicar sustancialmente más recursos a la tarea de ayudar a los sobrevivientes, a menos que la ley de estatuto de limitaciones retroactiva y destructiva lo haga imposible.

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El litigio civil de casos anteriormente fuera de plazo es un proceso largo, amargo y costoso, típicamente involucrando años de juicios y apelaciones. Los perpetradores del abuso a menudo han fallecido, y la inmensa mayoría de personas que llevan el peso de las sanciones legales son inocentes miembros de la Iglesia. En muchos casos la bancarrota diocesana es el resultado, con mucho riesgo para las parroquias y los ministerios.

El litigio civil también pone muchos millones de dólares en manos de los demandantes y abogados defensores —dinero mejor gastado directamente en la indemnización y cuidado para sobrevivientes. Esta es una de las razones por lo que la que las instituciones públicas defienden con tanto vigor sus muy modestos límites financieros en asentamientos relacionados con el abuso; esos límites no se aplican a la Iglesia.

Para decirlo simplemente, estamos buscando construir o ayudar a construir, un programa justo y razonable para abordar el dolor y la prevalencia de abuso sexual. Creemos que cualquier programa de apoyo de sobreviviente –ya sea privado o público, debe tener profesionales experimentados y neutrales para determinar la indemnización en un ambiente de total transparencia. Debe centrarse en confidencialidad a petición de las víctimas pero también asegurarse de que ellos puedan contar sus historias, que les pertenecen a ellos y deben permanecer exclusivamente en su control. Finalmente, el enfoque de la atención debe estar en los sobrevivientes donde se encuentran en este momento y hacer todo lo posible para proporcionar lo que cada víctima necesita, ayudándoles a sanar y avanzar de la mejor manera posible.

Con o sin la acción estatal, la Arquidiócesis ampliará sustancialmente su apoyo continuo a las víctimas para compensar y atender a la mayor cantidad posible de sobrevivientes. Y a esa tarea y a la tarea de hacer todo que lo posible para limpiar la Iglesia y sus ministerios de abuso en el futuro, estamos plenamente comprometidos.

Sinceramente en Cristo Jesús,

 

+ Charles J. Chaput, O.F.M. Cap.
Arzobispo de Filadelfia