Juan Jose Bayas de Guayaquil, Ecuador, un sobreviviente del abuso clerical, mostra la bandera de Ecuador cerca del Vaticano en Roma, el 20 de febrero, 2019. (CNS photo/Junno Arocho Esteves)

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Ya que el trabajo de la protección de los menores en la reunión para abordar el tema en el Vaticano ha finalizado, el trabajo para garantizar el cumplimiento de leyes y acciones concretas está comenzando, dijo el padre jesuita Federico Lombardi.

Durante una conferencia de prensa el 24 de febrero, el padre Lombardi, quien actuó como moderador de la cumbre del 21 al 24 de febrero, dijo que el papa Francisco pronto publicará un nuevo conjunto de leyes y directrices sobre la protección de los niños en el Estado de la Ciudad del Vaticano.

Las normas, dijo, serán emitidas, presentadas y publicadas pronto.

Otra iniciativa que estará disponible en “algunas semanas o un mes o dos” es un manual para obispos preparado por la Congregación para la Doctrina de la Fe.

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El padre Lombardi dijo a periodistas que el manual incluirá una serie de pautas y “ayudará a los obispos de todo el mundo a comprender claramente sus deberes y tareas” para manejar casos de abuso. Dijo que el papa también quiere enmendar la ley actual sobre el crimen de un clérigo que adquiere, posee o distribuye imágenes pornográficas de menores al extender la edad de 14 años para incluir a los jóvenes menores de 18 años.

Por último, el papa Francisco también expresó su intención de establecer grupos de trabajo “formados por personas competentes” que asistirán a las diócesis y conferencias episcopales “que encuentren difícil enfrentar los problemas y producir iniciativas para la protección de los menores”, especialmente cuando carecen de recursos necesarios y personal calificado.

Algunas víctimas, sobrevivientes de abuso y grupos se sintieron decepcionados con el papa y el Vaticano por no ser más directos, especialmente por no ordenar a los obispos que implementen leyes que ya existen.

Peter Isely, portavoz de la coalición Ending Clergy Abuse, dijo que había deseado que el papa le dijera a los obispos que retiren a los abusadores conocidos del ministerio público inmediatamente para “evitar que dañen a los niños. Eso es bastante simple”.

Además, justo cuando el papa había revisado recientemente el catecismo relacionado con la inadmisibilidad de la pena de muerte, Isely dijo que el papa podría haber cambiado la ley canónica para incluir tolerancia cero para los abusadores y quienes los protegen.

Miguel Hurtado, un sobreviviente de España, le dijo a Catholic News Service que la iglesia todavía necesita un mecanismo o proceso claro para hacer responsable al obispo y hacer público el despido de un líder por negligencia.

“Esto es lo que cambia los corazones y las mentes”, dijo, “es ver a un colega perder su trabajo”.

“¿Por qué no vemos obispos ordenando a mujeres? Porque saben que es una línea roja y serán excomulgados si la cruzan. Cubrir la violación sexual de un niño no es una línea roja” si no hay consecuencias claras y serias que acompañen eso, dijo.

Hurtado dijo que si la iglesia no se vigila a sí misma, “lo que evitará otra crisis son los controles y equilibrios externos” de los medios de comunicación que reportaran (abusos), víctimas quienes hablaran más pronto sobre lo que les pasó, y leyes civiles que borren las limitaciones legales de tiempo para reportar abuso de menores.

Anne Barrett Doyle, del grupo BishopAccountability.org, dijo en un comunicado de prensa que la cumbre un fracaso solamente en términos de las reformas internas necesarias.

“Pero en un sentido más amplio, logró mucho” al aumentar la conciencia global sobre el abuso sexual por parte del clero y facilitó “conexiones entre periodistas y sobrevivientes de muchos países”, dijo.

“Esto fue una educación pública” a gran escala, dijo Doyle.

En una declaración, un grupo de mujeres estadounidenses del grupo Catholic worker que se encontraban en Roma asistiendo la cumbre expresaron su apoyo del papa diciendo que puso el tema de abuso sexual al centro de la conversacion.

“Esto es bueno y crucial”, dijeron.

Como miembros de la organización Catholic Worker, “quienes hemos visto la violencia en tantas formas, estamos de acuerdo con su comprensión de que el abuso de poder es la causa principal del problema aquí”, dijeron.

“¿Pero dónde están los procesos concretos para guiar a los obispos, para garantizar la rendición de cuentas, la transparencia y la responsabilidad a su regreso?”

Así como el papa Francisco reconoció que la indignación con respecto al abuso sexual reflejaba la “ira de Dios”, decía la declaración, también existe una misión continua para todas las personas de Dios de convertirse en esa “ira” hasta que desaparezca la violencia del abuso sexual y el encubrimiento por parte del clero.