Padre Carlos Ravert

¡Pax et Bonum+Paz y Todo lo Bueno!

Este domingo nos despedimos del Tiempo Ordinario y comenzamos a mirar hacia un nuevo año litúrgico que comienza en Adviento. Celebraremos el domingo la Solemnidad de Cristo Rey. En 1925 el Papa ordenó celebrarse esta solemne fiesta como una forma de combatir el ateísmo que se estaba infiltrando en la cultura y los gobiernos del mundo. Esta fiesta es un recordatorio de que los imperios suben y bajan, las tendencias van y vienen, el poder humano se desvanece, ¡pero Cristo sigue siendo para siempre el único y verdadero Rey del Universo!

Ese es un recordatorio que necesitamos mucho hoy. Decimos eso mucho sobre aspectos de nuestra religión, que son “recordatorios”.  Un día de fiesta nos “recuerda” esto, un versículo de la biblia “nos recuerda” aquello.  Los rosarios son un “recordatorio” de María, un crucifijo es un “recordatorio” de Jesús, etc. Pero esa palabra, “recordatorio”, ha perdido su significado en nuestro mundo moderno. La Solemnidad de Cristo Rey no es un “recordatorio” como es un mensaje de texto de su esposo o esposa “recordándole” comprar leche. Tenemos muchos “recordatorios” por todas partes sobre muchas cosas diferentes, cosas importantes. Algunos son notificaciones en nuestros teléfonos, correos electrónicos, notas en el refrigerador, fotos en nuestras paredes, reliquias familiares, todos estos y más son “recordatorios” de personas, lugares y responsabilidades.  Pero estos recordatorios son temporales.  Están en nuestra mente por un momento y luego pasan.

Un recordatorio, en la forma en que el mundo lo entiende, no puede ser suficiente para describir a Cristo. Los “recordatorios” que tenemos a nuestro alrededor en nuestra vida nos recuerdan las cosas que tenemos que hacer, los lugares en los que hemos de estar y las personas que nos importan.  ¡Pero los “recordatorios” que provienen de nuestra santa religión nos recuerdan quiénes somos a los ojos de Dios y qué estamos llamados a hacer por amor a Él y a nuestro prójimo!  ¡Estos “recordatorios sagrados”, como la Solemnidad de Cristo Rey, en realidad nos transforman en lo que se nos recuerdan! Por la gracia de Cristo y nuestra fiel obediencia, nosotros mismos nos convertimos en “recordatorios vivientes” para el mundo del dominio del amor de Dios sobre todo el universo. ¡Podemos proclamar, “¡Viva Cristo Rey”, porque Cristo Rey vive a través de nosotros! Tú, yo y nuestros condiscípulos somos el Cuerpo Místico de Cristo en este mundo. ¡Nuestra obediencia fiel es nutrida y fortalecida desde el cielo con la celebración de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía! Esa fuerza se vuelve parte de nosotros para siempre y vive a través de nosotros por el amor que le damos a nuestro prójimo.

Que nunca demos por alto estos “sagrados recordatorios”, sino que sigan transformando nuestros corazones, ¡Para que usted y yo y todos nuestros hermanos y hermanas seamos verdaderamente “recordatorios vivos y santos” de que Cristo, el único y verdadero Rey del Universo!

¡Viva Cristo Rey!

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El Padre Carlos Ravert sirve como pastor de la parroquia de San Ambrosio en Filadelfia.