CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Durante este “tiempo amargo” de guerra, hambre, injusticia, y pobreza, Nuestra Señora de Guadalupe invita a todos a abrir sus vidas a su hijo, Jesús, y aprender a amar a los demás como él lo hace, indicó el papa Francisco.
“El Señor, a través de la Virgen Madre, nos sigue dando a su hijo, que nos llama a la fraternidad, a dejar de lado el egoísmo, la indiferencia, y la enemistad, invitándonos a implicarnos unos con otros ‘sin demora’, a salir al encuentro de nuestros hermanos y hermanas que han sido olvidados y desechados por nuestras sociedades consumistas e indiferentes”, expresó.
Hoy, como hace cinco siglos cuando Nuestra Señora de Guadalupe se apareció a San Juan Diego, ella “vino a acompañar al pueblo americano en este duro camino de pobreza, explotación, colonialismo socioeconómico y cultural”, dijo el Santo Padre en su homilía durante una misa en la Basílica de San Pedro el 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.
“Ella está en medio de las caravanas que caminan hacia el norte en busca de libertad y bienestar. Ella está en medio del pueblo americano, cuya identidad está amenazada por un paganismo salvaje y explotador, herido por la predicación activa del ateísmo práctico y pragmático”, señaló el papa, en comentarios escritos a mano que no formaban parte de su texto preparado previamente.
Debido a su dificultad para caminar, el papa Francisco no participó en la procesión hacia la basílica y se sentó a la derecha del altar.
El cardenal Marc Ouellet, prefecto del Dicasterio para los Obispos, fue el celebrante principal. Después de incensar el altar, se dirigió a una réplica de la tilma de San Juan Diego, que lleva la imagen de María, quien se apareció al santo indígena en 1531.
En su homilía, el papa reflexionó sobre la lectura del Evangelio de San Lucas, que recuerda que María fue “a toda prisa” a visitar a su prima Isabel después de que el ángel Gabriel le dijera que iba a concebir al Hijo de Dios a través del Espíritu Santo, y que Isabel también estaba embarazada.
“En Jesús, nacido de María, el eterno se convierte para siempre e irreversiblemente en ‘Dios-con-nosotros’ y camina a nuestro lado como hermano y compañero”, manifestó el Santo Padre en su homilía.
“Nuestro Dios guía en todo momento la historia humana, nada queda fuera de su poder, que es ternura y amor providencial”, acotó, y “nunca deja de velar por nuestro mundo, necesitado y herido, deseoso de asistirlo con su compasión y misericordia”.
Dios envió a María como mensajera “hace casi cinco siglos, en un momento complicado y difícil para los habitantes del nuevo mundo”, dijo el Sumo Pontífice.
“Nuestra Señora de Guadalupe vino a las tierras benditas de América, presentándose como la ‘madre del verdadero Dios por quien vivimos’ para consolar y atender las necesidades de los pequeños, sin excluir a nadie, para abrazarlos, como una madre cariñosa, con su presencia, amor, y consuelo”, dijo. “Es nuestra madre mestiza”.
Este año, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe se celebra “en un momento difícil para la humanidad. Es un tiempo amargo, lleno de estruendos de guerra, creciente injusticia, hambruna, pobreza, y sufrimiento y hambre”, expresó.
Y, sin embargo, Dios muestra su amor divino y nos dice “que también este es un tiempo propicio de salvación”, dijo.
Nuestra Señora “quiere encontrarnos también a nosotros, como un día conoció a Juan Diego en el Cerro del Tepeyac”, México, y “nos ruega que le permitamos ser nuestra madre, abrir nuestra vida a su hijo, Jesús, y acoger su mensaje para aprender a amar como él”, dijo el Santo Padre.
El papa Francisco instó a todos los fieles “de la iglesia peregrina en las Américas” participar en los preparativos para la celebración del Quinto Centenario de la Aparición Guadalupana en 2031, que comienza con la Novena Intercontinental Guadalupana el 12 de diciembre de 2022.
“Este camino de celebración”, dijo, “tiene como objetivo promover un encuentro con Dios a través de Nuestra Señora de Guadalupe, para la renovación del tejido social y eclesial de estos pueblos y comunidades”.
Sin embargo, el papa expresó su preocupación por “propuestas con un sesgo ideológico-cultural de diversa índole que quieren apropiarse del encuentro del pueblo con su madre, que quieren desestimar y disfrazar a la madre. Por favor, no dejemos que el mensaje se destile” o que se convierta en algo “mundano e ideológico”.
Share this story