El Arzobispo Timothy P. Broglio, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), reconoció la esperanza y la caridad del pueblo de Dios en medio de la “hora oscura” que atraviesa la Iglesia de Nicaragua, perseguida por la dictadura de Daniel Ortega.
“En esta hora oscura, la esperanza valiente, la caridad y la solidaridad dan testimonio de la vitalidad perdurable de la fe del pueblo de Nicaragua y entre los católicos de todo el mundo que apoyan a los fieles nicaragüenses”, indicó el Prelado en un comunicado difundido el 21 de febrero.
El presidente de la USCCB afirmó estar “orgulloso y agradecido de que la comunidad católica de los Estados Unidos” haya ayudado a los nicaragüenses exiliados por el régimen de Ortega.
El 9 de febrero, la comunidad católica en Estados Unidos empezó a acoger en sus hogares a los presos políticos liberados de las cárceles de Nicaragua y deportados ese mismo día.
“Las 222 personas fueron recibidas en suelo estadounidense y son asistidas por autoridades y socios del gobierno. ¿Cómo puede cualquier régimen negar la ciudadanía a sus connacionales?”, lamentó Mons. Broglio.
Al día siguiente, 10 de febrero, el gobierno de Nicaragua condenó a Mons. Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa, a 26 años y 4 meses de cárcel, lo despojó de su ciudadanía y le impuso una multa.
El Prelado fue acusado de “traición a la patria”, por “socavar la integridad nacional y la propagación de noticias falsas”.
Según Mons. Broglio, la sentencia contra Mons. Álvarez “marca otra escalada de violaciones de derechos humanos en la terrible experiencia que enfrenta la Iglesia Católica en Nicaragua”.
“Como se ha dicho anteriormente, desde 2018 el régimen nicaragüense y sus aliados han estado implementando una política de agresión severa contra la Iglesia Católica en Nicaragua”, explicó el líder de la USCCB.
Entre esas políticas, se incluyen profanaciones del Santísimo Sacramento como un medio para aterrorizar a los fieles nicaragüenses, lamentó.
En ese contexto, Mons. Broglio se unió a la exhortación del Papa Francisco para que los responsables en Nicaragua, “a través de un diálogo abierto y sincero, puedan encontrar las bases de una convivencia respetuosa y pacífica”.
“También hago un llamado al gobierno de los Estados Unidos y otros socios para que continúen buscando la liberación de Mons. Álvarez y la restauración de los derechos humanos en Nicaragua”, concluyó.
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