Nota editorial: Maite Guachichullca, una estudiante hispana de la escuela St. Laurence en Highland Park, ganó tercer lugar por su ensayo sobre cómo parar la violencia en la comunidad. El concurso lo patrocinó recientemente el departamento de policia de Upper Darby.

Oyes acerca de esto en las noticias, en la radio, en todas partes que vas y es un problema creciente. Se llama la violencia juvenil e incluye la intimidación, bofetadas, puñetazos, uso de armas, y violación. En los últimos veinte años, el homicidio y el suicidio en los adolescentes han aumentado dramáticamente.

La violencia juvenil se ve reforzada por lo que se ve en la televisión, Internet, juegos de video, videos musicales, películas, y lo que se escucha en la música.

Esta violencia es el resultado del descontento, la ira, la depresión, la ruptura en las familias, la dependencia de drogas y alcohol, tener que vivir en la calle, ser ignorados y no queridos por las familias, y la obsesión con el satanismo y la muerte.

Una de las explicaciones más populares de la violencia entre los adolescentes tiene que ver con la familia. Muchos creen que el abuso, el descuido, y otros problemas familiares son la causa de la violencia. Sin embargo, esto todavía tiene que ser demostrado debido a esos pocos adolescents que provie-nen de hogares estables y acaban lastimando a otros.

Muchos lugares han sido asolados por la ira de la violencia, incluidas las escuelas. Adolescentes en las escuelas de segunda enseñanza han desatado sus frustaciones en sus compañeros y maestros, baleando un número de personas, hirién-dolas y matándolas. Las pandillas y las luchas han sido también una parte de la violencia en las escuelas donde los demás estudiantes son atacados verbal y físicamente.

La violencia afecta a todos y deja una impresión duradera. Especialmente en las víctimas de los abusos que pueden infligir lesiones graves, daños emocionales y sociales significativos, o incluso la muerte. En la sociedad en que vivimos hoy en día la violencia se ha convertido en una gran parte de la vida. Podemos aprender a vivir con ella o tratar de detener su propagación.

Las mejores prevenciones son las siguientes: tratar a los demás con cortesía y respeto, no tolerar ningún tipo de violencia en su hogar o en cualquier otro lugar, más comunicación de los padres con sus hijos, intervención a una edad temprana como prevención, y ayuda a los que están atrapados en las garras de la violencia para que puedan salir o alejarse de ella. Aunque éstas son buenas medidas preventivas la mayoría de la gente no las siguen y por eso la violencia se mantiene y se extiende a nuevos lugares.

Necesitamos otras soluciones que puedan interesar al público y tal vez ayudar a resolver este pro-blema. Soluciones tales como: grupos de comunitarios, actividades después de la escuela, talleres de control de la ira y resolución de conflictos, por último aprender de las tragedias que provoca la violencia en la comunidad y dejar saber a los demás acerca de ellas. Creo que la violencia de los jóvenes destruye la vida y la felicidad alrededor del mundo. Provoca que muchos sufran sus consecuencias y busquen venganza.

Sin embargo, todavía podemos luchar la batalla en contra de ella y hacer lo que esté a nuestro alcance para ganarla. Con persistencia, determinación, las correctas prevenciones y acciones podemos conquistar la violencia de una vez por todas. Es sólo una cuestión de fe en ayudar a los demás y siempre haciendo lo que es correcto. Esa es mi opinión sobre la violencia juvenil y cómo yo la terminaría en mi comunidad.

– Maite Guachichullca