Por Maria Reyes

Las Posadas es una tradición religiosa, para muchos católicos mexicanos y otros latinoamericanos, que consiste de una celebración de nueve días que comienza típicamente el 16 de diciembre y concluye el 24 de diciembre. En el idioma español, pedir posada significa pedir alojamiento. Basado en el evangelio de san Lucas, las posadas es un recordatorio de las pruebas que José y la Virgen María pasarían al buscar un lugar en el que Nuestro Señor y Salvador, Jesús, pudiera nacer.

En la tradición de fe de las posadas, los miembros de una comunidad de fe se reúnen para acompañar a María y a José por el pueblo en búsqueda de un lugar para alojarse. Himnos son cantados afuera de tres hogares por la multitud que acompaña a María y a José, mientras adentro un segundo grupo se prepara para responder, «continúa, no hay espacio para ustedes aquí». En el cuarto hogar, María y José son permitidos entrar en un lugar muy humilde y sencillo donde el niño Jesús entraría en el mundo.

Aunque este acontecimiento gozoso sucedió miles de años atrás, en un pueblo muy lejano llamado Belén, es una representación simbólica de la experiencia de miles de jóvenes hispanos que llegan a los Estados Unidos como inmigrantes.

Tuve recientemente el privilegio de ver un video llamado Posada. Cambió totalmente el significado de esta tradición para mí. Las Posadas es una tradición que mi familia de fe observaba cada temporada de adviento en preparación para las Navidades. Por tantos años, durante mi niñez y adolescencia, lo comprendí como un ritual que representa el viaje de María y José para encontrar posada y como una reunión de mi comunidad hispana de fe para celebrar las alegrías que trae esta temporada.

Después de ver el video, me di de cuenta que al andar con María y José, en esas noches silenciosas y frías de diciembre, yo también andaba con tantos de mis hermanos y hermanas inmigrantes en sus viajes difíciles. Me di cuenta de que la tradición de Las Posadas puede ser también una oportunidad para nuestra Iglesia de unir en oración por justicia para los que llegan a este país en búsqueda de ‘posada’ y sirve como un recordatorio a nuestra comunidad joven de inmigrantes que justo como José y María pusieron su fe entera en la fuerza de Dios, así ellos pueden colocar también su confianza en él.

El video sigue la historia de tres adolescentes de spanersos países hispanos que llegan a los Estados Unidos para salir de situaciones en sus países nativos que están más allá de su control. Algunos huérfanos ya a una joven edad, otros buscando una salida de las influencias de la violencia y las drogas que existe en sus pueblos natales, todos en búsqueda de una mejor calidad de vida. El documentario presenta las luchas de jóvenes inseguros de lo que les espera al llegar a esta «nueva tierra», que al llegar encontrarán barreras y desafíos inimaginables.

Estas son las historias verdaderas de jóvenes, forzados a crecer rápidamente ante sus experiencias pasadas y en preparación para las decisiones mayores que enfrentarán más adelante. En el video, Posada, los jóvenes representados encuentran «ángeles» generosos y compasivos que los ayudan en su viaje. Aunque no es el capítulo final en su vidas, cada uno ha logrado por los años de falta de vivienda, de pobreza, de estar en centros juveniles de detención, y de vistas intimidantes de deportación, un estado legal en los EE.UU. Existe un tema común en cada una de sus historias -su viaje de fe. Como un joven comentó en el documental, «…mi fe fue lo constante para mí entre todas las luchas con que me encontré. Cuándo no había nadie, supe que él estaba allí conmigo».

La fe es muchas veces la única certeza que tiene algunos de nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, en su jornada incierta y peligrosa. ¡Qué nosotros sepamos darles la bienvenida y extenderles la mano! Y mientras esperamos la venida de nuestro Mesías durante esta temporada de adviento, que nunca nos olvidemos las luchas de nuestra comunidad joven inmigrante. Que nuestros hogares y corazones estén preparados para ofrecer posada, como esos hosteleros generosos que le brindaron posada a nuestro Salvador Jesús.

Maria Reyes es coordinadora del Ministerio de Jóvenes y Adultos Jóvenes para OYYA en la Arquidiócesis de Filadelfia.