«Los funcionarios del Servicio de Impuestos Internos (IRS por sus siglas en inglés) han, por supuesto, confesado que inapropiadamente han puesto en el punto de mira para un escrutinio adicional a los grupos conservadores –especialmente a los que tienen ‘tea party’ o ‘patriot’ en sus nombres-  cuando ellos aplicaban por un estatus de exención de impuestos. Las acusaciones de abuso o acoso se han ampliado desde entonces para incluir a los grupos que realizan proyectos de base para ‘hacer de Estados Unidos un lugar mejor para vivir’, para promover las clases sobre la Constitución de EE.UU. o para aumentar el apoyo a Israel».


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Sin embargo, ahora parece que el IRS también desafió a algunos individuos y grupos religiosos que,  defendiendo los elementos clave de sus tradiciones de fe, han criticado los proyectos queridos por la actual Casa Blanca, como son la reforma de salud, el derecho al aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.»

Terry Mattingly, director, Washington Journalism Center, columna semanal, 22 de mayo

 

Vamos a empezar esta semana con una simple declaración de hecho. Los obispos católicos de Estados Unidos comenzaron a presionar para la cobertura de atención de salud adecuada para todas personas de nuestra nación décadas antes de que la actual administración asumiera el cargo. En la tradición cristiana, la atención médica básica es una cuestión de justicia social y dignidad humana. Incluso  ahora, hasta con las deficiencias financieras y estructurales que los críticos creen que minan la Ley de Cuidado de Salud Asequible del 2010 (Affordable Care Act), los obispos continúan compartiendo el objetivo de verdadera reforma de cuidado de salud y asistencia médica asequible a todos los estado unidenses.

Pero la atención de la salud ahora se ha transformado en un problema de libertad religiosa provocado total –e innecesariamente– por la actual Casa Blanca. A pesar de algunas pequeñas concesiones bajo presión, la administración se niega a retirar o modificar razonablemente un mandato anticonceptivo del Departamento de Salud y Servicios Humanos (Health and Human ServicesHHS, por sus siglas en inglés) que viola las convicciones morales y religiosas de muchos individuos, los empleadores privados y organizaciones religiosamente afiliadas e inspiradas.

Junto con la negativa de la Casa Blanca de ratificar la Ley de Defensa del Matrimonio 1996 (Defense of Marriage Act) y su increíble desdén por la naturaleza única de la libertad religiosa demostrado en sus argumentos en un fracaso de 9-0 en la decisión de la Corte Suprema del 2012 Hosanna-Tabor, el mandato de HHS sólo puede entenderse como una forma de coacción. El acceso a la anticoncepción barata no es un problema en Estados Unidos. El mandato es por lo tanto una declaración ideológica: la imposición de una opción preferencial para la infertilidad. Y si millones de estadounidenses no están de acuerdo con él en principio –eso no le importa.

El fraude en el corazón del vocabulario de «los derechos reproductivos» de nuestro país está muy enraizado y llega muy alto. En su discurso del 26 de abril para Planned Parenthood Federation of America, el presidente nunca utilizó la palabra «aborto» a pesar del juicio de Kermit Gosnell en Filadelfia y el enorme papel de Planned Parenthood en la industria del aborto.

Asimismo, como Anthony Esolen señaló recientemente tan bien, la declaración pública de NARAL Pro-Choice America en la condena del abortista Gosnell es una obra maestra de lenguaje corrupto y engañoso. Gosnell fue declarado culpable de asesinar a tres infantes, pero eso no fue mencionado en ninguna parte de la declaración de NARAL Pro-Choice America.

Nada de esto sorprende finalmente. Los cristianos preocupados por los derechos de los niños por nacer, así como por sus madres, han batallado con la parcialidad de los medios de comunicación y la falta de honestidad del sindicato de aborto del país durante 40 años. Pero hay una lección especial en nuestra situación actual. Cualquiera que piense que los temas neurálgicos de sexualidad de nuestro país se pueden tratar respetuosamente en el ámbito público en los años venideros, sin una paralela y vigorosa defensa de la libertad religiosa, mejor que piense de nuevo.

Según Mollie Hemingway, Stephen Krason y Wayne Laugesen han señalado, el actual escándalo del Servicio de Impuestos Internos (IRS por sus siglas en inglés) –relacionado con el IRS teniendo en el punto de mira a organizaciones «conservadoras»– también tiene una dimensión religiosa. La presión selectiva del IRS sobre individuos religiosos y organizaciones ha atraído poca atención en los medios de comunicación. Tampoco debemos esperar que haya, próximamente, por las razones que Hemingway describe para el Intercollegiate Review. Pero lo último indigno del IRS es un indicio del tratamiento que los desfavorecidos grupos religiosos pueden enfrentar en el futuro, si no le ponemos atención ahora al debate nacional de libertad religiosa.

El día en que los estadounidenses podían dar por sentado el entendimiento de libertad religiosa de los Fundadores, ha terminado. ¡Necesitamos despertar!

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Los católicos americanos están llamados a observar una segunda anual Quincena por la Libertad desde junio 21 al 4 de julio. Para obtener más información, consulte el sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.