Por A. B. Hill

Cada año electoral, la Conferencia Católica de Pensilvania (Pennsylvania Catholic Conference – PCC por sus siglas en inglés) anima a las personas a registrarse para votar y en efecto emitir su voto. Cada voto es importante, y la PCC recuerda particularmente a los católicos que «la obligación de la Iglesia de participar en la formación de los principios morales de la sociedad es uno de los requisitos de nuestra fe». (Faithful Citizenship, No. 9, 2007)

Además de las elecciones, en 2010 todos los ciudadanos de Pensilvania (no sólo los votantes registrados) tendrán una oportunidad distinta de moldear el futuro de la política pública en nuestro estado: el censo de los EE.UU.

El censo cuenta a cada uno de los residentes de los Estados Unidos de Norteamérica. La Constitución de los EE.UU. exige que se realice un censo cada 10 años. El censo indica cuál es la población del estado y, con posterioridad, ese recuento determina la representación en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de Norteamérica. Recientemente, se ha considerado a Pensilvania un actor clave en spanersas cuestiones legislativas que han tenido notoriedad. Un censo preciso implica que Pensilvania tendrá la cantidad correcta de Representantes en el Congreso, y ellos representarán distritos que en verdad reflejan el carácter de las personas que viven en ellos. Esto es importante para garantizar que se nos escuche.

Asimismo, la financiación de servicios esenciales de la comunidad y la ubicación de escuelas, hospitales, centros para personas mayores y otras instalaciones dependen de la precisión de los datos del censo. Cada año, se distribuyen a los estados US$ 400,000 millones en concepto de financiamiento federal basándose en fórmulas que provienen de las cifras que arroja el censo. Si Pensilvania no recibe la parte que le corresponde, estas necesidades no se podrán satisfacer.

En marzo de 2010, se entregaron los formularios del censo en cada vivienda de los EE.UU. Se pide a los residentes que respondan las preguntas y envíen el formulario por correo en el sobre con franqueo pagado por adelantado que se proporciona. Si no se devuelve el formulario por correo, un censista visitará el domicilio y hará las preguntas del formulario en persona.

Cada pregunta brinda valiosa información para delinear el futuro. Es importante tener en cuenta que cualquier información personal que usted proporcione estará protegida en virtud de las leyes federales. El Titulo 13 del Código de los Estados Unidos de Norteamérica protege la confidencialidad de toda la información. Además, otras leyes federales refuerzan estas protecciones, como por ejemplo la Ley de Eficiencia de Confidencialidad Estadística (Confidential Statistical Efficiency Act) y la Ley de Privacidad (Privacy Act). La publicación de nombres, direcciones o números de teléfono por parte del censo es contraria a las leyes. La infracción de estas leyes es un delito que incluye graves sanciones.

El formulario del censo 2010 tiene sólo 10 preguntas, tales como nombre, sexo, edad, fecha de nacimiento, raza, relación en el hogar, si usted es propietario de su hogar o alquila y si es de origen hispano. El censo desea saber quién está viviendo en su hogar el 1 de abril de 2010.

El censo no pregunta acerca de la situación legal de las personas que lo responden, como así tampoco su número de seguro social. El censo no comparte la información que recopila con otros organismos federales como por ejemplo el Servicio de Impuestos Internos (IRS por sus siglas en inglés) o el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés).

Puede encontrar más información acerca del censo 2010 en www.2010Census.gov.

A. B. Hill es la directora de medios de comunicación de la Conferencia Católica de Pensilvania.