Hna. Ruth Bolarte, I.H.M.
En 2008 los Obispos Católicos de los Estados Unidos acordaron trabajar en cinco prioridades en los próximos cinco años. Estas áreas son: fortalecimiento del matrimonio, formación en la fe con énfasis en los sacramentos, vocaciones sacerdotales y religiosas, la vida y dignidad de la persona humana, y el reconocimiento de la spanersidad cultural. Esta última tendría repercusiones en todas las demás áreas para poder responder a los cambios demográficos de nuestro país. {{more}}
Unas semanas atrás, tuve el privilegio de participar en una convención de dos días patrocinada por la Conferencia de Obispos de Estados Unidos a través de su Comité de spanersidad en la Iglesia. spanersos grupos de familias étnicas tuvieron la oportunidad de conocerse unos a otros y compartir esperanzas y sueños en nuestra Iglesia. Bajo el lema «Es mejor juntos», familias asiáticas, hispanas, afro-americanas, europeas, americanas nativas y africanas contaron sus historias, rezaron, conversaron, cantaron y celebraron la etnicidad del otro como católicos en los Estados Unidos. Diecinueve arzobispos y obispos participaron de este evento para escuchar las historias de los spanersos líderes y tratar de responder a sus inquietudes.
Juntos en confianza, los participantes articularon los retos que como un pueblo de diferentes culturas buscan su lugar merecido alrededor de la mesa del Señor. A través del diálogo, se reconoció la realidad del racismo y de la xenofobia en nuestra sociedad y en la Iglesia. En nuestros esfuerzos por unidad en spanersidad suceden malentendidos y controversias. Especialmente, cuando nos damos cuenta que una perspectiva católica de la spanersidad cultural no se enfoca simplemente en la tolerancia del otro. Solamente cuando hay un reconocimiento, apreciación y afirmación de la spanersidad cultural es que nuestros misión para predicar, catequizar, y evangelizar pueden insertarse en la misión de Jesús.
Es en la vida interna de la Santísima Trinidad que el énfasis en la spanersidad en la Iglesia toma sus raíces. El Padre, Hijo y el Espíritu Santo son relaciones de amor del uno al otro-la Santísima Trinidad es una comunión de amor entre tres personas distintas. La Trinidad manifiesta cómo el amor respeta la peculiaridad del otro. Es así que nuestros esfuerzos en la evangelización no buscan una uniformidad sino una unidad. Nuestras culturas diferentes nunca deben de ser barreras que nos separan de Cristo y del otro. Nuestro Dios trinitario nos impulsa a relacionarnos con toda persona humana de acuerdo a su amor. En las palabras del Arzobispo Wilton Gregory de Atlanta, «La Iglesia católica es más perfecta en sí misma cuando todos sus hijos manifiestan la rica spanersidad que Dios ha creado en el corazón de la humanidad».
Durante el tiempo de Pascua escuchamoscómo los primeros cristianos enfrentaron las circunstancias tan complejas al tratar de acoger al otro en la mesa del Señor. Fue el Espíritu quien los guió en sus esfuerzos para incluir y aceptar al otro. Que nosotros también podamos abrirnos al Espíritu de Pentecostés para que nos guie a recibir y celebrar a nuestros hermanas y hermanos en Cristo, hispanos, asiáticos, europeos, africanos, nativo americanos, áfroamericanos-especialmente a los más vulnerables.
La Hna. Ruth Bolarte, I.H.M., es directora del Ins-tituto Católico para Evangelización en Filadelfia.
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