Por Hna. Ruth Bolarte, I.H.M.
Al principio de este tiempo de cuaresma, tuve la oportunidad de disfrutar la obra de teatro Los miserables dramatizada por los estudiantes de la escuela secundaria Papa Juan Pablo II en Royersford. Tanto, la dedicación y energía de los jóvenes así como la obra de Victor Hugo fueron fuente de inspiración para mí en mi reflexión sobre el poder del perdón en nuestras vidas.
Durante este tiempo en que estamos rodeados de noticias de sufrimiento de tantos por desastres naturales, guerras, abusos, desconfianza …cuando todo parece tan oscuro, ¿Cómo podemos encontrar la luz y esperanza en Dios? El protagonista, Jean Valjean, ejemplifica para mí cómo podemos continuar viviendo en medio del sufrimiento y aún de la injusticia.
Después de 19 años de estar privado de su libertad por haber robado pan (cinco años por el robo, 12 por cuatro intentos de escape y dos por haber peleado durante uno de los escapes), Jean es puesto en libertad en una sociedad en la cual continúa siendo un marginado. Es solamente cuando experimenta la bondad del obispo Myriel que Valjean se arrepiente y se convierte en un hombre de bien quien guía sus decisiones por la ley del amor y de la integridad.
Cuando el obispo Myriel lo rescata de los guardias, le dice: «Mi hermano, reconoce en esto un plan spanino. Debes usar esta preciosa plata para convertirte en un hombre honesto. A través del testimonio de los mártires, de la pasión y sangre, Dios te ha sacado de tu oscuridad: he comprado tu alma para Dios».
Valjean se convirtió en un hombre de bien quien arriesgó su libertad y su vida por el prójimo, el más vulnerable. Jean confrontó la estructura social de discriminación e injusticia de su tiempo con sus actos de caridad y perdón. El podría haber escogido la revancha y la amargura, pero escogió la vida-vida para otros y últimamente para sí mismo.
Jean Valjean me invita a ser ambo sel recipiente de la bondad de otros, y también a ser la persona que ofrece amor, sacrificio y servicio a los demás. Que seamos capaces de encontrar la belleza y bondad de las personas, de la naturaleza y de Dios en medio de la confusión y dolor de nuestro mundo.
Que este tiempo de cuaresma sea una oportunidad para todos nosotros de continuar confiando en el plan de Dios: «Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro…Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes; amen al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles» (Deut. 30 15, 19).
La Hna. Ruth Bolarte, I.H.M., es directora del Instituto Católico para Evangelización en Filadelfia.
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