Siempre es un buen momento para detenernos y notar la mano de Dios en diferentes aspectos de nuestras vidas. Pero — dado el estresante ciclo electoral que acabamos de pasar — agradecer a Dios por sus bendiciones durante este Día de Acción de Gracias podría ser un tónico para el alma.
El Día de Acción de Gracias es una oportunidad para dar gracias y alegrarse en el Señor que nos bendice a cada uno de nosotros de muchas maneras. Damos gracias por los regalos de la familia, amigos, seres queridos y por nuestro país, que nos ha proporcionado oportunidades, seguridad y paz.
Para mí, una canción que escuché de niña encapsula lo que significa ser agradecido por lo que tienes y, al mismo tiempo, admirar profundamente los dones que Dios ha dado.
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Esta canción de gratitud y acción de gracias se basaba en una canción usualmente cantada durante la fiesta judía de Pascua. “Dayenu”, que es en su refrán principal, significa “habría sido suficiente” o “eso nos habría bastado”.
Cuando esto se canta en la mesa del Seder, la gente cuenta los acontecimientos del Éxodo — el escape de Egipto, la separación del mar, el maná, la entrega de la Torá y Shabat — y da gracias a Dios por cada uno de esos acontecimientos. Después de cada milagro, la gente responde “Dayenu”.
Las palabras implican que incluso si nada le sucede a usted, lo que usted tenía en el primer lugar habría sido bastante. Dios ya lo había bendecido, y eso hubiera sido suficiente; pero en su magnanimidad, Dios produce aún más bendiciones.
Esta manera de reflexionar humildemente sobre el amor de Dios puede hacerle inmensamente agradecido.
¿De qué maneras usted se había sentido bendecido cuando Dios le sorprende con otro pequeño milagro?
Agradecer a Dios puede ayudarnos a reflexionar sobre cada paso de la vida como un don, en vez de apresurarnos a conseguir la siguiente cosa que queremos. Esto puede darnos esperanza y ayudarnos a confiar en que Dios continúa guiándonos en nuestro camino.
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También es necesario enfocar el significado de la palabra “Eucaristía” que significa “acción de gracias”, y Jesús dio gracias antes de partir el pan en la Última Cena. Cada vez que celebramos la Misa, es un acto de acción de gracias. Sólo contando en voz alta las muchas bendiciones que hemos recibido — tanto grandes como pequeñas — pueden hacernos guiarnos a decir “Dayenu” y también ver otros regalos.
Esto me recordó el Día de Acción de Gracias y una de las cosas que más me gustan de este nuestro país: es su voluntad de reflexionar sobre el pasado con una perspectiva positiva hacia el futuro, al tiempo que aborda las realidades actuales que nos afectan.
El enfoque en la comunidad durante el Día de Acción de Gracias — compartir una comida con la familia, amigos y seres queridos — es también algo por lo que estar agradecido.
Ahora que nos dirigimos hacia el Adviento, esto nos recuerda las veces en que los dones de Dios fueron suficientes, y así podamos prepararnos para compartir estos dones y bendiciones con otras personas durante la Navidad.
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