WASHINGTON (CNS) — Grupos católicos que defienden a los inmigrantes han expresado preocupación por una propuesta del presidente Donald Trump que podría redefinir la política de inmigración de Estados Unidos, incorporando un sistema “fundamentado en el mérito” que daría prioridad a trabajadores altamente calificados más que a aquellos que ya tienen familiares en el país.
Las preocupaciones de los activistas sobre el plan de Trump, anunciado el 16 de mayo en la Casa Blanca, son por la falta de prioridad que daría a la unificación familiar, al fortalecimiento del sistema de asilo y la importancia de acoger a las personas de diversas habilidades y diferentes clases socioeconómicas.
Destacando que aprecian la buena voluntad de Trump de encarar “los problemas de nuestro sistema de inmigración”, dos líderes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) dijeron que se oponían a cualquier plan que “busque reducir la inmigración fundamentada en la familia y crear un sistema de inmigración basándose en el mérito”.
“Las familias son la base de nuestra fe, nuestra sociedad, nuestra historia y nuestro sistema de inmigración”, declararon el cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston, presidente de USCCB, y el obispo Joe S. Vásquez de Austin, Texas, presidente del comité de migración de los obispos, en un comunicado el 17 de mayo.
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Los líderes dijeron estar preocupados porque la propuesta presidencial no incluyó a los jóvenes inmigrantes indocumentados que fueron traídos por sus padres a EE. UU. siendo niños, conocidos como “soñadores” o “Dreamers”, así como tampoco a los beneficiarios del Estatus de Protección Temporal (TPS) de varios países en dificultades.
El cardenal DiNardo y el obispo Vásquez dijeron que reconocen la importancia de la seguridad nacional y de garantizar fronteras seguras, pero advierten que no se lograrán “incrementando la miseria humana y restringiendo el acceso a las protecciones legales en un intento por desalentar a menores y familias vulnerables en busca de asilo”.
Igualmente pidieron que Estados Unidos aborde las causas de la migración y mejore la operatividad de las cortes de inmigración encargadas de los casos de asilo, ofrezca más alternativas que la detención y elimine las redes criminales.
Kevin Appleby, un defensor de la inmigración por mucho tiempo que anteriormente trabajó en USCCB, le dijo a Catholic News Service que había poco en el plan del presidente “de enfoque católico para apoyar”.
“Fundamentalmente, poco tiene de la enseñanza católica. Debilita a las familias inmigrantes al reducir las visas a familiares y quita las protecciones de asilo a las familias y los menores que llegan sin familiares a la frontera”, dijo Appleby.
“La administración podía incrementar las visas fundamentadas en los méritos, sin sacrificar otras partes del sistema legal de inmigración”, dijo.
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“Verdaderamente también es un ataque a las familias. Lo que buscan es quitarle la capacidad a los miembros de la familia de avanzar”.
Appleby indicó que se puede incrementar la inmigración tomando en cuenta méritos, pero “tiene que ser parte de un sistema más amplio que incluya otras categorías de habilidades y mantenga a las familias unidas”.
En las redes sociales, la Red Legal Católica de Inmigración (conocida como CLINIC por sus siglas en inglés) emitió un breve comentario al respecto, al decir que “la reunificación familiar ha sido históricamente el objetivo principal –y la fortaleza– de la ley y políticas de inmigración de EE. UU. Debe seguir siendo el fundamento de cualquier modificación a la ley de migración”.
El plan de Trump implica amplios cambios a la ley vigente.
Los observadores del Congreso están a la espera de ver algunos cambios mientras se debate.
Algunos detalles del plan empezaron a circular en el capitolio antes del anuncio de Trump, lo que generó que congresistas de ambos partidos expresen escepticismo acerca de algunas cláusulas. Es poco probable que la propuesta sea aprobada en la Cámara de Representantes bajo control de los demócratas.
Diciendo que la actual ley de inmigración es “absurda”, Trump dijo que el plan no cambiaría el número de tarjetas de residencia que se asignan anualmente, las cuales permiten que los inmigrantes trabajen de modo permanente en el país –aproximadamente 1.1 millón– pero pide en cambio que sean emitidas a trabajadores altamente calificados.
Se van a considerar a los solicitantes según la edad, su habilidad de hablar inglés, educación y ofertas de empleo –dijo.
“Nuestra propuesta es proestadounidense, proinmigrante y protrabajador”, dijo Trump. “Es solo sentido común” agregó.
Además, el presidente dijo que su plan busca reformar el actual sistema de asilo para enfocarse en los inmigrantes que hacen “legítimas” solicitudes y no en los que están buscando ingresar a Estados Unidos por razones “poco serias”.
Los menores que llegan pidiendo asilo sin familiares que los acompañen, encararían la deportación inmediata a sus países de origen y el número de familias que solicitan asilo sería reducido -dijo.
Trump le dijo a sus simpatizantes en su discurso de media hora, que el plan ha de darle seguridad a las comunidades del país y garantizaría que la frontera con México “finalmente estará total y plenamente segura”.
“De ser adoptado, nuestro plan transformará el sistema de inmigración de Estados Unidos en el orgullo de nuestra nación y la envidia del mundo moderno”, dijo.
En particular, el plan no aborda la situación de los soñadores, los jóvenes que califican para permanecer en el país bajo la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
La secretaria de prensa de la Casa Blanca Sarah Sanders, le dijo a reporteros el 16 de mayo que los jóvenes inmigrantes no fueron incluidos en el plan porque se consideró el tema demasiado divisivo.
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