Archbishop Nelson J. Pérez

Queridos hermanas y hermanos en Cristo,

Al principio de su ministerio público, Jesús formó un grupo de doce discípulos que lo seguirían de cerca. Él enseñó a estos hombres y los preparó para servir como los primeros sacerdotes de la Iglesia. Aunque sus nombres y vidas son familiares para nosotros hoy en día, los Apóstoles no comenzaron su trabajo con fanfarria o aclamación; ellos eran hombres ordinarios invitados por Jesús a participar en una misión extraordinaria.

Al observar la Semana Nacional de Concientización Vocacional (del 7 al 13 de noviembre), les pido a todos a reflexionar sobre la importancia de las vocaciones sacerdotales para cada faceta de la misión de nuestra Iglesia local. Fomentar las vocaciones al sacerdocio debe ser una prioridad para todos nosotros si queremos ser eficaces en nuestra proclamación hoy en día del Evangelio.

Cristo es fundamentalmente el que llama, pero ese llamado a menudo es expresado a través de instrumentos humanos. Estoy agradecido a tantas personas que ya trabajan para promover una cultura de vocaciones dentro de la Arquidiócesis de Filadelfia, especialmente a nuestros sacerdotes, seminaristas, familias, maestros, catequistas y miembros de los comités parroquiales de vocaciones; al ayudar a nuestros jóvenes feligreses y estudiantes a escuchar la voz de Dios en sus vidas, ustedes prestan un servicio invaluable a la Iglesia.

Animo encarecidamente a cualquier joven que discierna una llamada al sacerdocio a que se acerque a un párroco o a la Oficina Vocacional para el Sacerdocio Diocesano (www.heedthecall.org).  Puedo testificar que el sacerdocio es una vida inmensamente alegre y gratificante para aquellos a quienes Dios ha llamado.

¡Qué el Señor nos bendiga con siervos humildes para servir como santos sacerdotes en nuestra Arquidiócesis!

Reverendísimo Nelson J. Pérez, D.D.
Arzobispo de Filadelfia