Pax et Bonum +Paz y todo lo bueno
Winston Churchill, el Primer Ministro de Gran Bretaña durante la segunda guerra mundial, dijo una vez: «Aquellos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla». Sabias palabras.
La historia es importante. Nuestra historia mundial, la historia de la Iglesia, las historias familiares y personales pueden enseñarnos quiénes somos hoy. Pero, más importante aún, ¡puede enseñarnos a esforzarnos en quien podemos convertimos, en la persona que deseamos ser!
Existe a veces la tendencia de ignorar las partes de nuestra historia que nos incomodan. Pero ignorar esos momentos más oscuros o escribir por encima de ellos no mejorará nuestro presente ni nuestro futuro. Más bien, ignorancia del pasado conducirá inevitablemente a un futuro aún más oscuro. La historia, sin embargo, no es del todo ignorante o trágica. ¡Hay ejemplos brillantes de fe, humanidad y esperanza que resuenan a través de las páginas de la historia hasta nuestros días!
¡Durante las próximas semanas me gustaría invitarlos a hacer un viaje conmigo a través de una pequeña porción de nuestra historia colectiva! ¡Esta serie especial de artículos se concentrará en eventos y personalidades de la historia de la Iglesia Católica, así como en la historia de los Estados Unidos y algo de la historia mundial permitiendo que brille esa luz desde el pasado hacia nuestro presente! Elijo aprender de la historia, lo bueno y lo malo. Hay cosas que sucedieron en el pasado que espero que nunca vuelvan suceder, pero aún hay más ejemplos de virtud que deseo que regresen.
Hoy es popular juzgar la historia según los estándares del mundo moderno secular. Este método problemático se llama «presentismo». ¿Por qué es problemático esta práctica? Hay un par de razones. Primero, el estándar moral de hoy es relativista. El relativismo moral es la moralidad del día. El mundo secular no considera la verdad como sagrada e invariable, si algo es bueno o no está determinado por los sentimientos del momento. ¿Alguna vez han escuchado a una persona decir algo como: «¿Necesito vivir mi verdad? ¿o eso podría ser cierto para ti, pero esa no es mi verdad?».
Esto es relativismo moral. Entonces, dado que no existe un código de ética central inmutable en el mundo moderno, ¿cómo puede el mundo moderno juzgar con precisión la historia con un código de ética? No puede. ¿Entonces, qué sucede? La ética y la moral se ponen de moda. Si algo o alguien es bueno o malo, se juzga por estándares cambiantes y (a menudo) falsos que pueden ser populares ahora, pero con el tiempo perderán popularidad y serán reemplazados por un nuevo conjunto de estándares igualmente pasajeros y quizás falsos. Otra razón por la cual el presentismo es problemático es que tiende a simplificar demasiado los eventos históricos complejos o juzgar la historia fuera de contexto.
Otra forma de describir esto es lo que la filosofía llama «la falacia del hombre de paja». El presentismo presenta eventos y figuras históricas de la manera más débil posible para descartar o juzgar más fácilmente esos eventos y figuras. Finalmente, el presentismo es problemático porque es muy fácil de manipular como herramienta para algunas agendas y la reescritura de la historia. Grupos o individuos pueden quebrantar o incluso destruir a otros falsificando la historia. El presentismo puede armar su relativismo moral y los argumentos del hombre de paja para dañar a otros grupos e individuos hoy día. Como católicos, debemos evitar el presentismo. No solo dañará nuestra comprensión de la historia, sino que también comenzará a dañar la forma en que nos vemos a nosotros mismos.
Nuestra fe nos enseña que hay una Verdad inalterable por la cual vivimos nuestras vidas: Jesucristo. Jesucristo cumple toda la historia humana en su Pasión, Muerte y Resurrección, al mismo tiempo que nos ilumina con su enseñanza transmitida por sus Apóstoles.
Cristo es el estándar por el cual todos seremos juzgados. Entonces, cuando examinemos la historia juntos durante las próximas semanas, que Jesús sea nuestra luz guiando nuestro estudio del pasado y el estándar por el cual seremos juzgados. La historia ciertamente tiende momentos oscuros llenos de errores y tragedias. A pesar de esa oscuridad, la luz de Cristo brilla intensamente a través de las personas y los acontecimientos del pasado que nos forman hoy.
¡Únanse a mí durante estas semanas de la temporada de Pascua para profundizar en nuestra comprensión de la historia y ver la luz de Cristo!
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El Padre Carlos Ravert es párroco de la Iglesia San Ambrosio en Filadelfia.
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