Este fin de semana, vi con profundo dolor cómo Israel fue atacado repentinamente por Hamas y el conflicto armado se intensificó con gran ferocidad; la paz en Tierra Santa, que es sagrada para cristianos, judíos y musulmanes, ha sido una vez más violentamente destruida por los terroristas.
En los últimos días, las noticias han detallado atrocidades indescriptibles y grandes pérdidas de vidas con poca o ninguna consideración por el bienestar de los civiles. Una vez sembradas las semillas de la guerra habrá una cosecha amarga de continua destrucción y persecución.
En otro momento grave en la historia reciente de nuestro mundo, insto a todas las personas de buena voluntad a responder a la súplica urgente del papa Francisco pidiendo el fin inmediato de este conflicto y a rezar por todos los que están atrapados en la vorágine de la guerra. Como dijo el Santo Padre, «el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna resolución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de tantas personas inocentes».
Muchas personas en nuestra región, en particular la gran comunidad judía con la que compartimos estrechos vínculos, tienen familiares y amigos atrapados en este torrente de violencia. Oramos por ellos; oramos por los que sufren; oramos por un final rápido y justo a este conflicto.
Reverendísimo Nelson J. Pérez, D.D.
Arzobispo de Filadelfia
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